Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.

Re-pensar la arquitectura para habitar:
Proponiendo una filosofía de diseño y crítica arquitectónica

Karina Contreras Castellanos

"El hombre transgrede aún su mundo, lo inventa y lo recrea. Ciencia,
técnica, arte, mito, magia… en fin, todas las figuras de la acción humana
son fragmentos cuajados de la fuerza desbordante de la imaginación que
humaniza lo real y humaniza al hombre." [1].

Los problemas a resolver en arquitectura son únicos e irrepetibles. En el fenómeno arquitectónico interviene lo humano con sus distintas facetas existenciales, y el contexto donde se inscribe, físico natural, sociocultural, económico y político determinado. Por lo tanto, la respuesta a ellos también será singular, diseñada específicamente para satisfacer y armonizar las variables que cada caso implica. El proceso de diseño es complejo y desafiante.

Así podemos ampliar la idea de metodología de diseño, ya que no existen recetas o procedimientos estrictos para la solución de un problema arquitectónico específico que además implica el diálogo entre razón e intuición como acto creativo. Habría que diseñar en cada caso una manera distinta de abordar cada proyecto. De ahí que se proponga la construcción y el desarrollo de una filosofía de diseño y crítica, para re-pensar lo arquitectónico. Esta filosofía requiere tener en cuenta una serie de consideraciones imprescindibles para la generación de arquitecturas que satisfagan un habitar significativo para el ser humano. Este habitar entendido como un existir y transitar en cualquier ámbito arquitectónico rodeado de las condiciones necesarias para que el habitante desarrolle en plenitud su vida, o sea su ser en el mundo [2].

Por un lado, se busca esta habitabilidad como objetivo del proyecto a diseñar desde la génesis creativa y, por el otro, en una vertiente crítica, ya cuando la obra está materializada se puede evaluar si se cumple con este requisito imprescindible para cualquier objeto que se precie de llamarse arquitectónico. Esta perspectiva permite tener un criterio, o sea una filosofía, sobre la calidad de una obra arquitectónica, a priori y posteriori.

El proceso creativo no puede homogeneizarse, ya que es un acto tan libre y particular, como la intuición personal que lo detona. El individuo creativo interioriza para exteriorizar sus ideas, estimuladas a partir de la inspiración, en apariencia mágica, pero que requiere un continuo esfuerzo, disciplina y trabajo calificado para que de la fugacidad de su iluminación evolucione en una propuesta. Desde ese punto de origen, se dará un desarrollo no lineal, un ir y venir entre la razón, la intuición, la emoción, la creación se dará a partir de esta travesía.

La inspiración es el inicio provocador del acto de inventiva que desencadena una sucesión de actividades que oscilan entre lo intuitivo y lo reflexivo, lo racional y lo visceral, para traer a lo que se nos aparece como real lo que todavía no es, excepto en el imaginario. Ese trance alquímico que transforma lo intangible en manifestado, requiere que quien diseña haga una síntesis de su ser existencial en el mundo que lo ha formado: cultura, conocimiento, experiencias que darán como resultado una obra única.

La arquitectura es capaz de contener una doble dimensión indisoluble, la de la poiesis que construye la ficción y la de profunda verdad que quiere crear la mímesis al emular la vida, pues es ante todo, como todo arte, una disciplina creadora donde inspiración e imaginación conviven [3].

"Por la inspiración imaginamos. Y al imaginar disolvemos sujeto y objeto, nos disolvemos nosotros mismos y suprimimos la contradicción" [4]. La imaginación, privilegio de la especie humana, es la materia prima para concebir otros mundos e instaurarlos, tal como lo describe el filósofo alemán Martin Heidegger, hasta ahora ocultos en nuestra potencialidad interior. Lo artístico es de esencia poética cuando es capaz de develar ese fragmento de la verdad encubierta antes del acto creativo que funda un universo que florece. Y ese suceso espiritual se ofrenda, para que lo que de él emane, pueda manifestarse en la obra poética arquitectónica, que es arte en cuanto fomente el habitar significativo, y viceversa, pues al fomentarlo es, por lo tanto, arte [5].

Quien se lanza a la aventura creativa, en realidad necesita arrojarse a lo desconocido, como si fuera el vacío, sólo así logrará liberarse de sus propios límites y descubrir otros caminos. Esto significa desprenderse del mundo: "pueden surgir entonces dos posibilidades: todo se evapora y desvanece, pierde peso, flota y acaba por disolverse; o bien, todo se cierra y se torna agresivamente objeto sin sentido, materia inasible e impenetrable a la luz de la significación. El mundo se abre: es un abismo… En ambos casos, el poeta [arquitecto] se queda solo, sin mundo en que apoyarse. Es la hora de crear de nuevo y volver a nombrar con palabras esa amenazante vaciedad exterior…" [6]. Se requiere espacio vacío para poder contener algo, una vez lográndolo el caos se empezará a ordenar, para dar lugar con claridad a las ideas internas que quieren exteriorizarse, develar la verdad [7].

Todo ello deviene en el objeto arquitectónico, que si es capaz de ayudar a poetizar el mundo, entonces será habitable con toda la dignidad que este acto significa. Se habrá logrado entonces, no sólo construir una edificación, sino proporcionar a sus habitantes un espacio de confianza, ese ser que describe Heidegger con el que se logra establecer un vínculo profundo que hace eco con nuestro interior. Entonces se habrá alcanzado la condición de proveer de arquitectura para el habitar significativo.

Para lograr esta cualidad en el residir en lo arquitectónico, en beneficio de sus habitantes y el contexto en que incide, se sugierre a continuación, no un proceder restringido y de orden estricto, más bien se trata de una serie de consideraciones a tener en mente, a implementar en la manera particular de ejercer el acto creativo por el arquitecto ante un problema de diseño determinado. Habrá que evaluar los puntos según sea el caso y esta propuesta proyectual queda abierta a desarrollo y crítica, con el fin de optimizarla y adaptarla a los criterios y necesidades propias.

Lo que siempre será una constante, son las condiciones requeridas para la habitabilidad plena, pues el ser humano, de existencia multidimensional, tendrá necesidades básicas de subsistencia y desarrollo físico, mental y espiritual a satisfacer. Es necesario cumplir cabalmente con la solución de los problemas básicos que el proyecto requiere, sólo entonces se podrá ir más allá de una propuesta meramente funcional.

- Comprender el problema a resolver: fin práctico del proyecto.
- Ubicar el usuario: la dimensión humana.
- Análisis del sitio y el contexto.
- Análisis de recursos.
- Buscar un concepto o idea generadora.
- Detonar más ideas.
- Hilvanar variables: resumen análisis datos e ideas creativas.
- Primeros bosquejos con voluntad artística.
- Composición espacial y dinámica: desarrollo del concepto.
- El sentido de la solución: temporalidad donde se inscribe.
- Tipo de expresión y forma a utilizar.
- Idea vital de la obra arquitectónica.
- Propuesta.

El entendimiento del problema a resolver antecede a todo el proceso de diseño, por ello está enunciado al principio. La comprensión de ello, requiere no sólo de contar con la información necesaria: ubicación, objetivos, tiempo, alcance, presupuesto, necesidades, entre otras, sino un profundo proceso de análisis de cada aspecto.

Ubicar al usuario es tomarlo en cuenta en todas sus facetas humanas y como parte de un contexto físico, sociocultural, político y económico, que a su vez se analizará para buscar la armonización de las variables a satisfacer.

Factores tales como la cultura en la que se inscribe un proyecto y en la que está inmerso el habitante, son primordiales para la propuesta. La expresión de la voluntad vital [8] formada por los mitos y ritos, es inevitable en un grupo social y acabarán permeando en su modo de vida como parte de la reafirmación de su identidad. Los ritos de un pueblo vivo, favorecen su imaginación e identidad [9], sus creencias se traducirán en su manera de relacionarse con el mundo y por lo tanto con el espacio arquitectónico. De ahí que sea fundamental que el arquitecto lo investigue, lo analice y lo considere como parte de su propuesta.

En lo que se refiere a buscar un concepto o idea generadora, es donde la inspiración y la creatividad se pueden estimular, es una manera de trabajar para que el suceso inventivo ocurra. La idea generadora o detonadora es un punto de partida para despertar la imaginación, una abstracción provocativa. Este es el inicio del acto creativo que se conjunta con lo reflexivo del análisis de información previa en el proceso.

Las consideraciones que le siguen a este detonante serán consecuencia natural de éste y la creatividad seguirá fluyendo y evolucionando, siempre y cuando se ponga en operación el esfuerzo y no se claudique en ello hasta llegar a resultados que satisfagan las variables y las premisas requeridas. Estas consideraciones describen el proceso no lineal de la interiorización a la exteriorización de las ideas, hasta poder culminar en una propuesta arquitectónica ejecutable.

En cuanto a él a posteriori del fenómeno arquitectónico, también está basado en el punto de vista de las premisas del proceso creativo descrito para poder tener un criterio objetivo sobre la evaluación de un proyecto arquitectónico, propio o no, y de su calidad habitable.

El desarrollo de la obra arquitectónica en relación a la incidencia en la vida de sus habitantes y de su entorno requiere un transcurrir en el tiempo. Cuando ya se haya manifestado la voluntad vital en el modo de vida del habitante en el espacio arquitectónico se podrá evidenciar si ésta es satisfecha o no.

Cuando una obra es recién develada, puede parecer innovadora u original, pero no hay que confundir la inspiración que le dio origen con pura arbitrariedad o moda. Forma, función, tecnología, contexto y dimensión humana deben ser parte de las consideraciones proyectuales. El sólo alarde de algunos de sus elementos no es suficiente para trascender de un edificio genérico a un espacio habitable. Al ser creado en base a las estéticas de consumo sacrificando su aura poética, una obra entonces será sólo un producto edificado más para y por la sociedad del espectáculo [9], más no arquitectura plena.

Para validar una obra arquitectónica, no basta con la opinión en el momento de descubrirla y concretizarla. Habrá que desafiarla en su uso cotidiano, y observara como incurre en la existencia de sus habitantes y el entorno en que se localiza. El espacio arquitectónico trasciende su tridimensionalidad cuando no sólo refugia a la magnitud corpórea de quien lo habita, pues permite el pleno desarrollo del ser humano completo en cuerpo, alma y espíritu como unidad indisoluble.

Podemos, a partir de una filosofía ética y crítica de diseño, propiciar la reflexión, investigación, análisis y trabajo para la creación de las condiciones necesarias que posibiliten un habitar significativo para el individuo libre. El principio y fin del diseño arquitectónico está relacionado con el servicio que aporta para la vida del ser humano en armonía con su mundo. El diseño arquitectónico implica, por lo tanto, responsabilidad y compromiso pues trabaja para incidir en la existencia humana.

Notas

1. Lapoujade, María, "Filosofía de la imaginación", México: Siglo XXI Editores, 1988, p. 25.
2. Habitar es como los mortales son el la tierra, no es sólo residir es también construir, cuidar…. Tal como lo explica Martin Heidegger en su texto "Construir, habitar y pensar".
3. A partir de las ideas contenidas en: Montes, Graciela, "La frontera indómita", México: FCE, 2001, p. 24
4. Paz, Octavio, "El arco y la lira", México: FCE, 2010, pp. 171-172. 5 A partir de las ideas contenidas en: Heidegger, Martin; "Arte y poesía", México: Fondo de Cultura Económica, 2006, p. 98.
6. Paz, op. cit., p. 177.
7. Heidegger, op. cit., p. 60. "La obra de arte abre su modo de el ser del ente". Esta apertura, es decir, el desentrañar la verdad del ente, acontece en la obra.
8. Las consideraciones propuestas para el proceso creativo arquitectónico son: A partir de las ideas sobre los estratos internos de la obra arquitectónica, contenidas en: Hartmann, Nicolai, "Estética", México: UNAM Instituto de Investigaciones Filosóficas, 1977, p. 255. Y a partir de las ideas contenidas en: Paz, Octavio, "El laberinto de la soledad", México: Fondo de Cultura Económica, 2004, pp. 51,59.
9. Término acuñado por Guy Debord en su libro del mismo nombre para describir desde los años sesenta del siglo XX a la sociedad enajenada por el consumismo de masas, que incluso pierden el sentido de la vida dejándose manipular por quienes ejercen el poder político y económico.

Bibliografía

Debord, Guy, "La sociedad del espectáculo", Valencia: Pre-textos, 2003.
Hartmann, Nicolai, "Estética", México: UNAM Instituto de Investigaciones Filosóficas, 1977.
Heidegger, Martin; "Construir, habitar y pensar". Traducción de Eustaquio Barjau. Conferencias y artículos Serbal. Barcelona, España 1994. http://es.scribd.com/doc/4504611/HEIDEGGER-MARTIN-Construir-Habitar-Pensar.
________________; "Arte y poesía", México: Fondo de Cultura Económica, 2006.
Montes, Graciela, "La frontera indómita", México: FCE, 2001.
Noel Lapoujade, María, "Filosofía de la imaginación", México: Siglo XXI Editores, 1988.
Paz, Octavio, "El arco y la lira", México: FCE, 2010.
___________, "El laberinto de la soledad", México: Fondo de Cultura Económica, 2004.

Karina Contreras Castellanos