Moradas Séptimas del Castillo Interior
(selección)

Acá es como si cayendo agua del cielo en un río fuente,
a donde queda hecho todo agua,
que no podrán ya dividir ni apartar cual es el agua del río,
o lo que cayó del cielo;
o como si un arroyico pequeño entra al mar,
no habrá remedio de apartarse;
o como si en una pieza estuviesen dos ventanas por donde entrase gran luz;
aunque entra dividida se hace todo una luz.
(...)
Está el Rey en su palacio,
y hay muchas guerras en su reino y muchas cosas penosas,
más no por eso deja de estarse en su puesto;
así acá, aunque en estotras moradas anden muchas baraúndas
y fieras ponzoñosas y se oye el ruido,
nadie entra en aquella que la haga quitar de ahí;
ni las cosas que oye,
aunque le dan alguna pena,
no es de manera que la alborotes y quiten paz,
porque las pasiones están ya vencidas,
de suerte que han miedo de entrar ahí,
porque salen más rendidas.
(...)
en esta morada (...)
está el alma en quietud casi siempre;
el no temer que esta merced tan subida
puede contrahacer el demonio,
sino estar en un ser con seguridad que es Dios
(...)
Pasa con tanta quietud y tan sin ruido todo lo que el Señor
aprovecha aquí el alma y la enseña,
que me parece es como la edificación del templo de Salomón,
adonde no se había de oir ningún ruido;
así en este templo de Dios,
en esta morada suya,
sólo El y el alma se gozan con grandísimo silencio.
No hay para que bullir ni buscar nada el entendimiento,
que el Señor que le crió le quiere sosegar aquí,
y que por una resquicia pequeña mire lo que pasa;
porque aunque a tiempos se pierde esta vista y no le dejan mirar,
es poquísimo intervalo;
porque, a mi parecer, aquí no se pierden las potencias, más no obran,
sino están como espantadas.
(...)
llegando aquí el alma,
todos los arrobamientos se le quitan,
(...)
Ahora, o es que halló su reposo
o que el alma ha visto tanto en esta morada
que no se espanta de nada,
o que no se halla con aquella soledad que solía,
pues goza de tal compañía;
en fin, hermanas, yo no sé que sea la causa,
que en comenzando el Señor a mostrar lo que hay en esta morada
y metiendo el alma ahí,
se les quita esta gran flaqueza que les era harto trabajo
y antes no se quitó.
Quizá es que la ha fortalecido el Señor
y ensanchado y habilitado;
o pudo ser que quería dar a entender en público
lo que hacía con estas almas en secreto,
por algunos fines que Su Majestad sabe,
que sus juicios son sobre todo
lo que acá podemos imaginar.

 

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