TIANGUIS

Día de plaza, día
de trabajo, pero de alegría...
Desde ayer, de la dulce serranía
descendieron los indios marchantes
hasta los hondos valles...
pobláronse las calles
de tropeles itinerantes...
quedaron los polvosos caminos
como los viejos códices,
estampados con pies de peregrinos...

El Tianguis...Del convento arcaico
al Corral del Consejo
es, al solar reflejo,
palpitante mosaico...

De los indios contentos,
en los rostros de terracota
la plácida sonrisa brota
de la Diosa de los Mantenimientos.

Cromática alegría en la plaza,
verde jaspe de los chilacayotes;
cinabrio de la flor de calabaza
y alabastro de los chinchayotes...

¡Toda la gama! Para hacerte feliz
al ojo del pintor...Desde la negra noche
hasta el día...¡Betún del huitlacoche
y oro del pródigo maíz...!

Los áureos chiquihuites
están llenos de chalchihuites.

Y aquella polifonía...
Del sinsonte la clara melodía;
hozar del cerdo, piafar del caballo
con el tema del canto del gallo
de puerta en puerta, hasta la pulpería.

Casa de adobes,
del barro del ceramista,
de la loza de Guadalajara,
del nido de la golondrina.

¡Guajolote, cólera absurda,
carcajada inoportuna,
montón de plumas!

Un olor de copal que arrastra el viento,
perdura como hálito fatal...
es el vaho de ayer, es el aliento
del icono ortodoxo y el ídolo ancestral.

Y a su soplo, en los rostros ambiguos
de los indígenas estoicos
lucen los antifaces pavorosos o heroicos
de los dioses antiguos...

Y bajo d e la lumbre meridiana,
entre tanta esmeralda y tanto grana
va el ánima perdida,
hormiga que no halla la saliva
dentro de una batea michoacana...

José Juan Tablada

 

Anterior

José Juan Tablada
Poemario Arquitectura y Humanidades
Siguiente