Nido


Se adivina la historia de una caída
en ese temblor de torre de paja
y esta urdimbre de astro reseco
sin estela que atestigüe su sazón de cielos.

Cobijo exacto, íntimo,
florecido desde el centro
en el fragor de la danza de una hembra
que valla recintos con el pico
y domestica la materia con sus alas.

Hangar de todos los ascensos,
matriz del canto,
cáliz de las acrobacias,
en una choza de falanges abiertas
sin más techo que la intemperie,
sin más columna que el viento.

Puño abierto del árbol,
fruto de la altura más alta
donde la levedad colgó sus partituras
y ahora las manos ensayan torpes
la autopsia de un vuelo.

 

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Laura Giordani
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