Mitla
                          Señoras 
                            del presente y del olvido
                            las hormigas recorren
                            los espacios del silencio
                            arrastrando grumos de vida
                            hacia el mundo de las sombras
                          Como 
                            vampiros con las alas abiertas
                            en el horizonte borroso
                            los escuálidos señores de la muerte
                            sin proyectar sombra sobre el suelo arenoso
                            sin ser tocados por el viento o la hora
                          Entre 
                            peñascos rotos que un día acabarán
                            sobre el sabino antiguo que un día caerá
                            sin la memoria mínima de los dioses extintos
                            ni del Bigaña estricto que se volvió 
                            humedad
                            miro el sol que se muere
                          Bajan 
                            las sombras lentas
                            por los caminos ralos de Monte Albán
                            y dirigiéndose al otro mundo
                            atraviesan cuerpos y muros
                            con su temblor y frío
                          En 
                            el patio ruinosos al borde de una tumba
                            un sacerdote enjuto con camisas de grecas
                            arroja su espectro sobre el polvo
                            y traza con dedo descarnado
                            la forma de las constelaciones deshechas