Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos

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ARQUITECTURA, CULTURA Y ESPECTÁCULO
Problemas y soluciones del quehacer arquitectónico contemporáneo

Por: Raziel López Lara

"Cada época tiene la arquitectura que se merece, o cada época tiene una arquitectura acorde con su ser-lo que no es sino una formulación más profunda y precisa de lo mismo.
Karel Kosik

INTRODUCIÓN

“La arquitectura es el gran libro de la humanidad” . Estas fueron las palabras con las que el novelista francés Victor Hugo describe a la arquitectura. En su obra “Nuestra Señora de París” de 1831, que a pesar de ser una novela; dedica prácticamente un capítulo entero para reflexionar sobre la importancia de la arquitectura, y en especial uno de los más grandes edificios construidos: La catedral de Notre Dame en París, ejemplo por excelencia del gótico francés. En su obra dice lo siguiente:

Porque todo pensamiento, sea religioso sea filosófico, tiene interés en perpetuarse; porque la idea que ha conmovido a una generación quiere conmover a otras, y dejar rastro. Pero ¡Qué inmortalidad precaria la del manuscrito!¡Un edificio es un libro mucho más sólido, duradero y resistente! Para destruir la palabra escrita bastan una antorcha y un esbirro. Para demoler la palabra edificada, hace falta una revolución social, una revolución terrestre.
Para Victor Hugo, la catedral de Notre Dame era mucho más que un conjunto de piedras apiladas y ordenadas; algo más que el aspecto físico y tangible de una construcción.  Para él, ésta catedral, producto del movimiento gótico que había influido unos siglos antes; expresaba un mensaje que trascendía el tiempo. La razón de incluir este apartado en su novela fue su critica que hacía a las intervenciones que estaba sufriendo esta catedral con el fin de “modernizarla” pero que, desde el punto de vista de Victor Hugo, estaba en realidad destruyendo su esencia, y es que no es por menos, pues al visitar una catedral gótica, y observar en su interior la luz entrando por los vitrales, la grandeza del espacio interior, la pequeñez del ser humano y lo excelso de la divinidad; se nos transportan de lo material a lo inmaterial, de lo tangible a lo intangible, de lo bello a lo sublime. La catedral gótica es un claro ejemplo de que: “El hombre tiene sentido de lo sublime y, en la medida en que lo tiene (…) es capaz de crear obras en las que intenta expresar la sublimidad y la infinitud.”
Víctor Hugo entendió que cada ladrillo, ventana, vacío, vitral o altura cada vacío, es una expresión de sus diseñadores y constructores; y, por ende, una manifestación del contexto social de una época. Por lo tanto, esta catedral era un documento que atestiguaba la forma de pensar en la que se concibió y construyó; un vestigio de la cultura de la Edad Media.
Hoy, a principios del siglo XXI, surgen una serie de preguntas: ¿Qué es lo que refleja nuestra arquitectura? ¿Qué dicen nuestros los edificios de nosotros mismos? ¿A qué le damos prioridad? ¿Qué cosas son necesarias con el fin de realizar una buena arquitectura?

LA ARQUITECTURA ACTUAL

Karel Kosik, filósofo checo que vivió en el siglo XX, realiza una serie de críticas acerca de lo que fue la época moderna. Aunque hoy nos encontramos en el siglo XXI, nuestra condición no ha cambiado mucho. Veamos lo que dice acerca de la arquitectura de su época:  
La época moderna es una época de mudanzas: lo falso se impone como trasmutación. En lugar de la sublimidad, de la que el hombre perdió el sentido en el siglo XX, lo ocupan la soberbia y la arrogancia. Las construcciones que edifican los hombres del siglo XX ya no son un reflejo o una manifestación de la sublimidad sino una prueba tangible y un testimonio de la altanería, es decir de la arrogancia y la soberbia.

El hombre contemporáneo, según Kosik, construye, pero sin un sentido, y nuestras ciudades son fiel reflejo de eso. Por eso: “La ciudad, es en su versión moderna, es más bien una manifestación perceptible, es decir, visible, audible y sensible de la esencia de la época moderna, o sea de una época que ha perdido la arquitectónica o ha renunciado a ella y la ha remplazado por algo totalmente distinto, por un sistema que funciona.”

Ya que la arquitectura es un fiel reflejo de la época, y en base a la afirmación que hace Kosik al decir que hemos perdido lo que antes daba sentido a la arquitectura, y en cambio, ha sido suplantada por “algo distinto”; surge la pregunta: ¿Qué es eso que domina nuestra arquitectura contemporánea?  El arquitecto Pablo Sztulwark dice: “(…) la arquitectura contemporánea podría ser definida como Arquitectura del espectáculo. Si bien la calificación no sorprende, por lo menos incomoda. El espectáculo parece reñido con la vida” ¿Arquitectura del espectáculo?  ¿Qué es eso del espectáculo? ¿A qué se refiere?

NUESTRA CONDICIÓN ACTUAL: EL ESPECTACULO

El revolucionario y filosofo del siglo XX Guy Debord, dice que lo que domina nuestra condición actual es el “espectáculo” El concepto del espectáculo: “reúne y explica una gran diversidad de fenómenos notables. Su diversidad y sus contrastes son las apariencias de esta apariencia socialmente organizada que debe ser en si misma reconocida en su verdad general.” Esta diversidad de fenómenos que menciona, tienen en común denominador: la apariencia, como después sigue diciendo Debord: “Considerado en sus propios términos, el espectáculo es la afirmación de la apariencia y la afirmación de toda vida humana, o sea social, como simple apariencia. Pero la critica que alcanza la verdad de espectáculo lo descubre como negación visible de la vida, como una negación de la vida que se ha tornado visible.” El espectáculo entonces, considera y somete la vida social y humana a una vida de apariencia.

El escritor peruano Mario Vargas Llosa, en sintonía con Guy Debord menciona que el espectáculo, es un término que describe muy bien la condición en que vivimos actualmente en nuestro mundo y que impregna cada átomo de nuestra sociedad; de tal forma que ha trastornado nuestros valores, empobrecido nuestro pensamiento, trivializando y banalizando nuestra cultura, convirtiéndola en un mero espectáculo. Bien podría decirse que el pensamiento de nuestro tiempo tiene por lema: “La cultura es diversión y lo que no es divertido no es cultura.” Por tal razón, Vargas llosa denomino a nuestra sociedad como “La civilización del espectáculo” Para hacer un diagnóstico acertado y conciso acerca de nuestra ruin condición, haríamos bien en definir eso que se ha trasmutado: la cultura.
La Cultura: “(…) son todas las manifestaciones de la vida de una comunidad: su lengua, sus creencias, sus usos y costumbres, su indumentaria, sus técnicas y, en suma, todo lo que en ella se practica, evita, respeta y abomina.” La cultura es lo que da identidad a una una sociedad, es el corazon mismo de lo que da sentido a su existir.

Como tal, la cultura ha ido cambiando y evolucionado a través del tiempo, y es natural que lo haga. Sin embargo, pareciera que hoy más que ayer, la cultura nunca ha estado en una situación tan crítica como en la que se encuentra. El problema reside en el hecho de que, como dice Vargas Llosa:

Cuando la idea de la cultura torna a ser una amalgama semejante es inevitable que ella pueda llegar a ser entendida, apenas, como una manera agradable de pasar el tiempo. Desde luego que la cultura puede ser también eso, pero si termina por ser sólo eso se desnaturaliza y se deprecia: todo lo que forma parte de ella se iguala y uniformiza (…)
Cuando la cultura cambia su significado por algo que no es, es entonces que sucede lo peor: se convierte en aquello que una vez estaba subordinada a ella; la cultura ahora se ha convertido en espectáculo. En palabras simples, ¿Qué significa la civilización del espectáculo? Es la triste condición de un mundo donde: “(…) el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento, y donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal.”

EL ESPECTACULO Y LA ARQUITECTURA.

¿Qué relación existe entre la sociedad del espectáculo y la arquitectura?  La arquitectura, al ser un producto de la cultura, se ve influenciada, como toda creación humana; por el contexto sociocultural donde se produce. Entonces la arquitectura de nuestro tiempo debe de ser, sin duda, la arquitectura del espectáculo.  Veamos algunos referentes que afirmen lo anterior.

Un primer referente acerca de nuestra condición la encontramos en nuestra sociedad, y por ende en la producción arquitectónica, donde lo que importa es valor que fija el mercado a una obra, como dice Vargas Llosa:

El único criterio más o menos generalizado para las obras de arte en la actualidad no tiene nada de artístico; es el impuesto por un mercado intervenido y manipulado por mafias (…) que de ninguna manera revela gustos y sensibilidades estéticas, sólo operaciones publicitarias, de relaciones públicas y en muchos casos simples atracos.”
Por lo anterior, el único criterio que domina la producción arquitectónica, es la de éxito comercial que tiene dicha obra, pues “Para esta nueva cultura son esenciales la producción industrial masiva y el éxito comercial. “(…) Lo que tiene éxito y se vende es bueno y lo que fracasa y no conquista al público es malo. El único valor es el comercial.” Con respecto a esto, el arquitecto Peter Eisenman, hace una crítica, donde dice: “En la actualidad, la arquitectura está perdida en la cultura de lo espectacular, en la idea de imagen, de marca, en lo que sólo puede llamarse promoción. Ha perdido su oficio, que consistía en tratar con el espacio y el tiempo: la arquitectura se ha convertido en superficie, y los efectos de la superficie nos intoxican.” ¿Quién tiene la culpa? Es difícil decirlo, porque sin lugar a dudas, es una culpa compartida, donde todos son responsables, sin embargo, como dice Guy Debord: “(…) la causa del espectáculo seria que el hombre moderno es demasiado espectador.”

Por lo tanto, podría decirse que el hombre moderno, se encuentra en un estado de pasividad expectativa y en este estado, como menciona Eisenman “(…) la gente pide más imágenes, cosas fácilmente «consumibles», ya que han perdido la capacidad de concentrarse o de leer con atención. La arquitectura también es víctima de esta pasividad puesto que, cuanto más pasiva es la gente, mayor energía debe emanar de sus imágenes.” Ahora lo que importa no es la calidad del proyecto, ni su discurso; sino lo visual y lo espectacular, donde no se representa la realidad, sino lo que vende: una versión surrealista y fantasiosa de la realidad. Es innegable el hecho de que, en la producción de arquitectura, se privilegia la imagen sobre las ideas, el “render” sobre el discurso. Relacionado a esto, Vargas Llosa menciona:

Cuando una cultura relega al desván de las cosas pasadas de moda el ejercicio de pensar y sustituye las ideas por las imágenes, los productos literarios y artísticos son promovidos, aceptados o rechazados por las técnicas publicitarias y los reflejos condicionados de un público que carece de defensas intelectuales y sensibles para detectar los contrabandos y las extorsiones de que es víctima.

Entonces , nuestro segundo referente acerca de nuestra condición, es la primacía de lo visual por sobre todo lo demás.

Un tercer referente, no los ofrece Guy Debord al decir: “(…) cada mercancía determinada lucha por su cuenta, no puede reconocer a las demás, pretende imponerse en todas partes como si fuera única. En consecuencia, el espectáculo es el himno épico de esta gesta que no detendrá la caída de ninguna Ilion.” Esto se ve muy reflejado en la producción de arquitectura, el que cada estilo, moda y tendencia arquitectónica, busca imponerse sobre las demás, y hacerse consumible para el ser humano moderno, como sucede con cualquier mercancía, cuyo valor lo determina su éxito comercial.

Nuestro cuarto referente, se relaciona con lo anterior, pues ante esta diversidad de estilos, donde en muchos de ellos la imagen y lo consumible lo que predomina, nos encontramos con un problema: la producción de arquitectura del espectáculo, ha dejado casi vacío el pensamiento y la crítica arquitectónica. El espectáculo se ha impuesto sobre la arquitectura, la ha dominado y la ha hecho pasar por arquitectura algo que no lo es. Esta supuesta arquitectura se encuentra dominada por lo espectacular, lo que vende, que emociona y satura la vista, pero deja vacío el pensamiento y la reflexión. Como dice Guy Debord: “El espectáculo se presenta como una enorme positividad indiscutible e inaccesible. No dice más que esto: “lo que aparece es bueno, lo bueno es lo que aparece”. La actitud que por `principio exige es esa aceptación pasiva que ya ha obtenido de hecho gracias a su manera de aparecer sin replica, gracias a su monopolio de las apariencias.” Este monopolio arquitectónico, parece dominar toda la producción sin casi, oposición alguna por parte de pensamiento crítico en la arquitectura. En consecuencia, gana y domina la dictadura de lo espectacular.

Un último referente, que es una consecuencia de la falta de critica fundamenta, es la primacía de la publicidad. La publicidad satura nuestro mundo, nuestras computadoras, celulares, calles, y ciudades. La existencia de la publicidad se debe a que: “El vacío dejado por la desaparición de la crítica ha permitido que, insensiblemente, lo haya llenado la publicidad, convirtiéndose ésta en nuestros días no sólo en parte constitutiva de la vida cultural sino en su vector determinante.” La arquitectura no es la excepción y no escapa de la publicidad.  Esto se comprueba revisando el contenido de revistas y blogs de arquitectura, donde se observan una serie de poblaciones donde pareciera que cada arquitecto busca publicitar su trabajo, o se ofrecen una serie de opiniones sobre lo que se está haciendo en la arquitectura; antes que una crítica propiamente dicha.

POSIBLES SOLUCIONES

Ante la problemática del espectáculo, ¿Qué podemos hacer como arquitectos y diseñadores? ¿Qué cosas tiene la responsabilidad de buscar la arquitectura, y, por ende, nosotros como arquitectos? A continuación, se ofrecen algunas posibles soluciones que nos ayudaran como arquitectos, a realizar un cambio de las cosas, aunque sea en nuestro propio campo de acción.

En primer lugar, y el más importante, como arquitectos, podemos ser cocientes de que vivimos en una sociedad donde lo que se espera: “no es el talento, ni la destreza, sino la pose y el escándalo, (…) Lo que era antes revolucionario se ha vuelto moda, pasatiempo, juego, un ácido sutil que desnaturaliza el quehacer artístico y lo vuelve función de Gran Guiñol.” ; por lo que no debemos de dejarnos influenciar por la fama, el espectáculo y el escándalo, que tan a menudo imperan en nuestros días.

La solución estriba entonces, en la realización de una crítica acerca de nuestra condición contemporánea, lo que significa una crítica al espectáculo. Como arquitectos haríamos bien en reflexionar en una serie de acciones, por las cuales podamos revertir, por lo menos desde nuestra posición, el predomino del espectáculo, pues como ya lo dice Guy Debord:
 Para destruir efectivamente el espectáculo hacen falta hombres que pongan en práctica una fuerza operativa. La teoría critica del espectáculo no será verdadera más que si se unifica con la corriente practica de negación de la sociedad, y esta negación tomara conciencia de sí mismo cuando desarrolle la crítica del espectáculo, que es la teoría de sus condiciones reales, de las condiciones prácticas de la actual opresión, y que desvela parcialmente el secreto de lo que podría llegar a ser.

Con la finalidad de hacer una crítica fundamentada, como arquitectos, podemos usar las armas propias de un intelectual, las cuales son: “la crítica, el examen, el juicio” con el fin de reflexionar acerca de nuestro quehacer arquitectónico. Para tal tarea, podemos hacer uso de la hermenéutica. La hermenéutica como tal, es el arte de interpretar un texto. Por medio de la hermenéutica se interpreta o se esclarece un texto, de tal manera que se hace comprensible lo que dicho texto quiere decir.  Como menciona el filósofo Mexicano Mauricio Beuchot:

La hermenéutica es la disciplina de la interpretación; trata de comprender textos, lo cual es -dicho de manera muy amplia- colocarlos en sus contextos respectivos. Con eso el intérprete los entiende, los comprende, frente a sus autores, sus contenidos y sus destinatarios, estos últimos tanto originales como efectivos.

Ahora bien, ¿qué relación existe entre la hermenéutica y la arquitectura? Con base en que un texto no necesariamente tiene que ser escrito, sino que: “El texto puede ser de varias clases: escrito, hablado y actuado (o plasmado en otros materiales, y aun, se ha tomado como texto el puramente pensado).” Por lo que lo anterior significa quiere que cuando se hace arquitectura, se pudiese hablar que se está imprimiendo de un significado a lo material de tal manera que dicha expresión se convierte en la manifestación física y tangible y es un reflejo y símbolo de la identidad, la ideología y las intenciones del que hace arquitectura; es así como la obra arquitectónica se convierte en un objeto de interpretación. Pudiese hablarse entonces de una hermenéutica arquitectónica cuando se trata de interpretar lo que una determinada obra arquitectónica significa. Por lo que bien podemos hacer uso de la hermenéutica para hacer una crítica fundamentada hacia el espectáculo.
En segundo lugar, con el fin de hacer algo en contra del espectáculo, nuestros diseños pueden querer el motivar experiencias y encuentros de lo sublime, que lo haga salir de su estilo de vida donde lo que gobierna su vida es lo superficial, lo vano y lo trivial, o lo que es lo mismo, el espectáculo; pues como dice Karel Kosik: “El encuentro con lo sublime arroja al hombre fuera de las relaciones habituales y lo traslada a un mundo distinto, desconocido, misterioso.” Lo sublime (…) “es en esencia un movimiento que nos arranca de lo cotidiano y lo trivial, que transforma nuestra dependencia del sistema de necesidades materiales en necesidad metafísica de la verdad, la belleza, el bien, lo poético.”
En tercer lugar, como diseñadores tenemos el compromiso de no sacrificar: “La cantidad a expensas de la calidad.” Sino establecer una relación justa entre calidad y cantidad, donde la calidad sea nuestra prioridad máxima.

En cuarto lugar, nuestros diseños, deben de poseer una relación equilibrada entre la forma y el contenido, la apariencia y la esencia; marcando una diferencia con lo que se produce actualmente en una sociedad donde: “(…) la forma importa más que el contenido, la apariencia más que la esencia y en la que el gesto y el desplante —la representación— hacen las veces de sentimientos e ideas.”

En quinto lugar, Si como dice Guy Debord: “El espectáculo es, materialmente, “la expresión de la separación y del alejamiento de los hombres entre sí.” ; entonces el espectáculo no hace más que afectar en nuestras relaciones humanas, y eso aunado a lo que dice Octavio Paz: “La soledad es el fondo último de la condición humana. El hombre es el único ser que se siente solo y el único que es búsqueda de otro.” Entonces como arquitectos diseñadores tenemos la responsabilidad de comprender a fondo al ser humano, su soledad, sus necesidades y su búsqueda, con el fin de diseñar espacios que satisfagan sus necesidades, y que lo relacionen con sus congéneres.

Las soluciones antes mencionadas, solo son algunas de entre las muchas que pueden existir. Solo hace falta una actitud reflexiva y crítica, que busque hacer un cambio en nuestra condición actual.

En conclusion, ante un panorama desalentador, las palabras de Vargas llosa no pueden ser más alentadoras: “Felizmente, la historia no es algo fatídico, sino una página en blanco en la que con nuestra propia pluma —nuestras decisiones y omisiones— escribiremos el futuro. Eso es bueno pues significa que siempre estamos a tiempo de rectificar.” Aún estamos a tiempo, aún podemos hacer algo desde nuestra propia esfera de influencia, aportando nuestro grano de arena.  Si el mundo se ha convertido en un lugar donde el espectáculo, la ilusión, lo artificial es lo que describe nuestra condición, el diseño de una arquitectura donde predomine lo real, lo verdadero, y lo auténtico resulta decisivo, útil y necesario. La arquitectura, hoy más que nunca, tiene la misión reflexionar acerca de su condición, y despertar de su letargo.

Raziel López Lara tania
Ciudad Universitaria, México, diciembre de 2018

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NOTAS


(Kosik 2012, 54).

(Hugo, 2008, 252)

(Hugo, 2008, 260-261 )

(Kosik 2012, 68)   

(Kosik 2012, 69)

(Ibíd.:77)

(Sztulwark, 2009: 88)

(Debord, 2010:40)

  (Ibíd.:40)

(Vargas, 2016:31)

(Ibíd.:35)

(Ibíd.:36)

(Ibíd.:33)

(Ibíd.:62)

(Ibíd.:31-32)

(Eisenman, 2008)

(Debord, 2010:163)

(Eisenman, 2008)   

(Vargas, 2016:38)

(Debord, 2010:69)

(Ibíd.:41)

(Vargas, 2016:38)

(Ibíd.:49)

(Guy Debord.:165).

(Paz, 1999:171)

(Beuchot, 2008:7)

 (Ibíd.:179)

 (Kosik 2012, 65) 

 (Kosik 2012, 68)

 (Ibíd.:35)

(Vargas, 2016:51)

(Guy Debord.:172)

(Paz, 1999:211)

(Vargas, 2016:203-204)

 

BIBLIOGRAFÍA

BEUCHOT, M. Perfiles esenciales de la hermenéutica. Fondo de cultura económica-UNAM, México, 2008.

DEBORD, G. La sociedad del espectáculo. (Traducción de José Luis Pardo), Ed. Pre-textos, España, 2010.

EISENMAN, P. Siete puntos. Revista del Círculo de Bellas Artes de Madrid, Vol. 08 (2008). Recuperado el 03 de octubre de 2018 en: http://www.circulobellasartes.com/revistaminerva/articulo.php?id=244

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KOSIK, K. Reflexiones antediluvianas. Editorial Ítaca, Primera edición, México 2012.

MOTA RODRIGUEZ, A. Hermenéutica analógica, sociedad y cultura. Presentado en el Coloquio Internacional de Hermenéutica Analógica. Ciudad de México, Instituto de Investigaciones Filosóficas, UNAM , Jueves 11 de octubre del 2018.

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