Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.


Arquitectura vernácula sudcaliforniana

Irasema Gallo Ramírez

Introducción

Las siguientes reflexiones son el resultado de constantes lecturas y comentarios realizados en el seminario de área "Arquitectura y Humanidades". La serie de reflexiones presentadas a continuación pretenden desde un aspecto general llegar a conocer la esencia de la arquitectura de Baja California Sur. De aquello que es su razón de ser y que se manifiesta incipiente o determinantemente en los edificios que la caracterizan. El título de esta compilación de reflexiones como "Arquitectura vernácula Sudcaliforniana" es demasiado pretenciosa ya que los siguientes escritos no la definen específicamente, sino que ofrecen un panorama amplio como base para un profundo análisis que genere propuestas. Así que agradeceré al lector, lo tome como un texto introductorio hacia la búsqueda de un camino fascinante, el de la arquitectura regional.

Posición en el tiempo

La arquitectura sudcaliforniana, (refiriéndonos a la que se "produce" en el estado de Baja California Sur) es un híbrido producto de la sociedad heterogénea que de diversas partes del país -e incluso del extranjero- vino a asentarse en este lugar a finales de los años setentas. La diversa riqueza cultural que los habitantes de esta particular región trajeron consigo constituye el máximo valor que identifica esta zona. Paradójicamente, este hecho dista de ser el factor que fragmente a la sociedad, por el contrario, la unifica al coincidir en identificarse con una "cultura de mar y desierto" (contexto físico que la marca); y con la necesidad de mimetizar en sus expresiones la calma y sobriedad del desierto, con la fuerza y color del mar.

En los últimos años el estado de Baja California Sur ha sido beneficiado de las inversiones (sector público y privado) que han sido el principal factor para promover el "desarrollo", particularmente el turístico. Las propuestas de estos desarrollos turísticos son elaboradas y conceptualizadas lejos del estado; por tanto poco conocen de la identidad de la región, ello crea una arquitectura de "fantasía" que se contrapone a la arquitectura vernácula de la región. El objetivo no es satanizar los nuevos desarrollos, ya que a pesar de que la mayoría obedecen al mercantilismo, se pueden rescatar algunos que verdaderamente han entendido la realidad del contexto social y natural; sino señalarlos como expresión arquitectónica ajena, y que sólo viene a insertarse en un sitio totalmente desconocido para el que la produce.

Baja California Sur es un lugar peculiar por sus condiciones geográficas, que determinan las condiciones climáticas y el no muy frecuente contacto con el macizo continental; también lo es por su población tan similar y diferente cultura que se distingue de la del resto del país. Se piensa que estos factores son la principal razón de la poca producción en el ámbito arquitectónico, el tecnológico, el económico, el político y el social. Pero, ¿quién se atrevería a decir que nuestra producción no sea capaz de poseer elementos que nos haga valorarla? ¿Quién podría afirmar que este aislamiento geográfico en lugar de ser un obstáculo, no sea un "pretexto" al que nos arraigamos para mantener intacto nuestro entorno natural que tanta calidad de vida nos ha ofrecido?. En los siguientes párrafos se presenta el panorama general de cómo se ha constituido esta sociedad, las características de nuestro presente producto de la historia y de la realidad actual.

Antecedentes

El estado de Baja California Sur se localiza en la parte meridional de la península más larga del mundo. Se extiende desde el paralelo 28°, hasta Cabo San Lucas, donde se fusionan los mares que lo rodean (Golfo de California o Mar de Cortés y el Océano Pacífico). Su población aproximada es de 440 062 habitantes, constituyendo el estado menos poblado de la República Mexicana. Antes de la llegada de los españoles a estas tierras, la península fue poblada en la época prehistórica por algunos clanes de los que se tiene poco conocimiento en la actualidad. Sin embargo, sus representaciones artísticas pueden ser observadas en acantilados y cañadas de las regiones montañosas del centro de la península. Los antiguos habitantes pintaron grandes murales con figuras de animales, hombres y mujeres enormes e imponentes, en los cuales utilizaron los colores ocre, rojo, blanco y negro. En algunos lugares estas figuras se aprecian por centenares con hasta 4 m de longitud, de ahí que al principio de la evangelización los relatos recogidos las atribuyeran a gigantes. Hoy las pinturas rupestres son la herencia prehispánica que enorgullece al sudcaliforniano.

Los indígenas que poblaron la península de la Baja California fueron los Pericúes en la porción sur, los Guaycuras en el centro y los Cochimíes en el norte. No se sabe exactamente el lugar de procedencia de estos grupos étnicos. A la llegada de los españoles a la península, la población estimada era de 40 000 individuos, hoy tan sólo queda una pequeña población en el estado vecino de Baja California. Estos grupos indígenas vivían a la intemperie o bajo árboles, sin llegar a desarrollarse como los grupos que se asentaron en el centro y sur del país.

Es hasta 1697 cuando se inicia la sólida conquista del territorio peninsular. La conquista espiritual de California por medio de la orden jesuita encabezada por el padre Juan María de Salvatierra. En este año se funda la primera de 17 misiones que se establecen a lo largo de la península. Las iglesias o misiones, son edificios sobrios a base de piedra unida con cal, sin acabados en el exterior de sus muros. Las más "jóvenes" están revestidas de mortero. Las plantas en forma de nave rectangular son la constante en estos edificios. Los interiores revelan la sencillez de las órdenes que las construyeron, así como también de la cultura que se apropiaba de nuevas creencias. Estos edificios, sobrios y monumentales se apropiaban del entorno natural para dar origen a las nuevas ciudades de la península.

La península mantuvo su vida de colonia hasta poco después de que se gestó el movimiento de independencia en el centro del país. El 15 de septiembre de 1810, Miguel Hidalgo y Costilla dio el grito de independencia exhortando a los mexicanos a liberarse del yugo español, empero debido a la lejanía de la península, está siguió en poder de los Españoles hasta 1822; y es en 1830 cuando se designa a la ciudad de La Paz como capital de Baja California. Es hasta 1974 cuando el presidente de México por medio de una iniciativa aprobada por el Congreso, crea el estado de Baja California Sur. Inicia la vida "contemporánea del estado"; en 1973 se crea la primera institución de educación superior, el Instituto Tecnológico de La Paz y en 1976 la Universidad Autónoma de Baja California Sur. Se crean en el estado las primeras dependencias de gobierno estatal y federal, que implicó la migración de profesionistas de distintas partes del país para ocupar algunos de los puestos en dichos trabajos. Este no fue el único factor que motivó la migración desde distintas partes del país, la atractiva actividad comercial que propiciaba el estado de "zona libre" atraía a una constante población flotante que se dedicaba a la "fayuca" de diferentes productos. Las comunicaciones (por aire, tierra y mar) facilitaban el movimiento comercial y también contribuían con el intercambio cultural.

A pesar de que la relación con el macizo continental era más fluida y constante, los pobladores de la región prefirieron adoptar usos y costumbres que provenían del norte del estado, especialmente del país vecino. Paradójicamente, sin querer desprenderse de su naturaleza desarrollada en la niñez en otro estado diferente a este. El "malinchismo" era parte de la cultura social, se seguía creyendo en la idea de que ahí, antes que en otro lugar de México (exceptuando al estado vecino del norte) eran los poseedores de las novedades que el consumismo norteamericano producía. La arquitectura, sobre todo en las clases socioeconómicas más altas, era una copia fiel de lo producido por los vecinos.

La vivienda institucional fue la que marcó la pauta del desarrollo de la Cd. de La Paz, ya que había que dotar de vivienda a los nuevos empleados que emigraban a este lugar. Vivienda que respondía (y aún responde) a la concepción de un espacio ajeno a la realidad de Baja California Sur, con características físicas, económicas y sociales muy diferentes (aún dentro del mismo país). En tanto que la vivienda vernácula, seguía siendo la más acorde con las necesidades de los pobladores del lugar; fresca, amplia, alta, con luz suficiente, con connotaciones y simbolismos. De características formales tan simples y tan ricas. Esta vivienda se compone de tres elementos ("cajas") rectangulares. Uno de ellos es el conformado por la cocina, otro por el área de estar y descanso, y el último por el baño. Construida con materiales de la región contribuye a crear un microclima en su interior.

Con la llegada de la modernidad, también vino el descubrimiento de las riquezas explotables; el turismo y la pesca principalmente. Ya que al incorporarse nuestro país al sistema internacional de precios G.A.T. y venir la devaluación de la década de los 80's, bajaron las ventas y los propietarios de los negocios tuvieron que cerrar, dedicarse a otras actividades o bien emigrar. El comercio de zona libre había desaparecido, por lo que había que encontrar una nueva vocación económica para el estado, vocación que encontró en el turismo (por las bellezas naturales) y en la pesca (gracias a la riqueza natural de los mares) redefiniendo el rumbo del estado. Estos hechos produjeron cambios que relevantes para la realidad actual.

La arquitectura sudcaliforniana


La arquitectura sudcalifoniana es producto de la "sociedad-diversa"(compuesta por inmigrantes de distintas partes del país que traen consigo características culturales muy particulares y diferentes). Esta sociedad diversa, sin tradiciones comunes, pero con características ideológicas similares es la base para la construcción de una nueva sociedad. Mantener una vida con las comodidades tecnológicas del presente, pero limitadas a no introducirse en la modernidad histórica; pareciese ser parte de la filosofía de vida del sudcaliforniano. El poder conservar una realidad que pareciese haberse detenido en el tiempo es la máxima que aquilatan. El pensamiento común basado en que "nada nos afecta porque nada está lo suficientemente cerca para hacerlo", denota la apatía ante cualquier participación social en los movimientos que modifiquen el rumbo del país. Ante este desconsolador panorama, ¿qué produciría esta persona "aparentemente" apática ante todo?, produciría que su entorno continuase con esa paz dada por el aislamiento. Por ello es importante voltear la vista al pasado inmediato, a aquella arquitectura vernácula que está, lejos de ser cualquier influencia modista, pues representa la realidad económica y social del tiempo en que fue construida.

El mar, el desierto y la serranía dieron su esencia a la arquitectura vernácula sudcaliforniana, es decir, los espacios obedecieron al ambiente geográfico y al clima; casas de paredes anchas, techos altos de madera y palma, muros de vara tramada, corredores, terrazas y en el fondo solares arbolados. Desde donde se podía contemplar por las noches el mapa celeste.

Sin embargo, la arquitectura sudcaliforniana del día de hoy, está inscrita en una realidad diferente a la de hace diez años; la apertura económica y política de su nuevo gobernante quiere sacarla del "hoyo" en el que ha permanecido por décadas. Pero su sociedad se revela a que sus edificios de fines del siglo pasado cedan sus fachadas a las nuevas construcciones; se revela a cambiar sus espacios urbanos en donde los paseos y las caminatas se sustituyan por el automóvil; se revela a cambiar el cálido placer de la conversación en una tarde calurosa de verano en el "porche" (pórtico) de la casa con el transeúnte que se dirige a quién sabe dónde; se revela a perder ese rostro tradicional. Se muestra emocionada ante las nuevas inversiones y a convertirse en cosmopolita, pero se niega a dejar de ser tradicional. Se enorgullece de ser un lugar aparte del bullicio de las modas y estilos arquitectónicos que se rebaten entre sí por un lugar en el tiempo; pero también en múltiples ocasiones se vende al capricho del extranjero que cada día incrementa su comunidad. El poderoso hoy, ha dejado de ser el habitante. La posición geográfica privilegiada de la península es factor influyente para el constante impacto de proyectos económicos internacionales; numerosos grupos de extranjeros (norteamericanos, orientales y europeos) han descubierto la riqueza natural que están dispuestos a explotar.

Principalmente, en la región sur del estado (en los Cabos), la cual es ahora un muestrario de obras arquitectónicas monumentales, en donde cada arquitecto se propone realizar la obra que consagre su quehacer arquitectónico, se ha olvidado que esa consagración no se basa en qué tanto se ha gastado en la obra y en qué tan grande pueda ser el edificio, sino en la calidad de respuesta a las necesidades turísticas planteadas. Es irónico cómo estos edificios se apropian del lugar, lo transforman y lo deforman; invaden el espacio físico geográfico vivo de todos, para convertirlo en el espacio muerto escenográfico de nadie o de unos cuantos.

Así, contamos con tres realidades arquitectónicas:

El sur (más densamente poblado por inmigrantes que vienen a trabajar en el sector de servicios) con su gran inversión extranjera y mayoría de población en el estado, responde a la arquitectura de la mercadotecnia de turismo inducido, copiando lenguajes de donde le sea posible y conveniente (en área turística). Resultado de ello son Cabo San Lucas y San José del Cabo; centros urbanos descuidados sin identidad y arraigo.

El centro (medianamente poblado, detenido incremento poblacional después del término de zona libre y de conversión de territorio a estado), se arraiga en la arquitectura tradicional sobria, tímido ante los cambios, pero consiente de la "evolución" que se muestra necesaria ante la posibilidad del uso de los avances tecnológicos y las nuevas formas de vida que lo demandan.

Y el norte (menos poblado), olvidado de todo aspecto político económico, arraigado en seguir manteniendo sus expresiones artísticas vernáculas fruto de la deficiente comunicación con otras entidades (incluso dentro del estado). El reto es seguir siendo sudcalifornianos en medio de una vida de diversidad cultural y cambios constantes. Dentro de México las condiciones geográficas y sociales nos muestran diferencias entre estados, en Baja California Sur su extensión territorial y las condiciones político-económicos nos muestran diferentes tipos de expresión en un mismo estado, inclusive.


Respuestas socioculturales que emanan de la arquitectura sudcaliforniana


Aunque en nuestros días el significado del siguiente enunciado sea tomado como una constante para calificar todo, considero importante puntualizar lo siguiente: México vive una época de cambios y, como tal, su sociedad es la protagonista de los mismos. Hace algunos años la sociedad sudcaliforniana marcó el parte aguas de la vida tradicional y aislada que había llevado durante décadas al oponerse políticamente a este, disfrazado de aislamiento, pero cuyo principal objetivo era mantener los monopolios de las familias de gran arraigo que en el estado se habían mantenido de generación en generación. Este fue el primer paso que la sociedad emprendería para integrarse a esa modernidad y globalidad de la que tanto habían escuchado y querían ser parte. La inversión es el producto de esta apertura, aprobado por una gran parte del sector social.

La apertura ha hecho que las expresiones artísticas y culturales del lugar sean conocidas por nacionales y extranjeros, reconociéndose en ellas el enorme valor representativo de esta sociedad tan peculiar. Han puesto de manifiesto su forma de expresión en la pintura que copia las tonalidades de las pinturas rupestres, en las canciones, los corridos, el teatro, la danza, la poesía, en narraciones e incluso chistes que son la expresión que enfatiza la particularidad de cada región. Esta riqueza artística está basada en la cultura del mar, el desierto y la serranía; influencia poderosa en el sudcaliforniano. Estas expresiones toman de la mano estas tres dimensiones del espacio en las que se regocija de vivir y de enriquecer su espacio vital.

Producción contemporánea de la arquitectura sudcaliforniana

Ante la diversidad arquitectónica de la producción actual en el estado, la sociedad clama por no perder el pasado histórico y la expresión de una forma de vida que poco a poco ha ido cambiando. Los distintos espacios construidos han reforzado costumbres y estilos de vida tanto contemporáneos como del pasado. Ve con preocupación que el acelerado desarrollo constructivo hoy palpable, rebase las dimensiones de la ciudad como en Acapulco y otros centros turísticos.

Por ello, se han emprendido acciones en las que se reglamenta de manera estricta los usos de suelo, se preserva el ambiente ecológico, así como las especies en peligro de extinción (como el santuario de la ballena gris en la biosfera del vizcaíno que imposibilitó la ampliación de la salinera más grande del mundo y conservación del malecón de la ciudad de la Paz, hecho mediante el cual, la sociedad se opuso a la construcción de cualquier género de edificio en esta zona), se promueve el conocimiento de la historia del estado y de los patrimonios arquitectónicos y naturales, propiedad de la nación, como las pinturas rupestres y las misiones. Asimismo, se promueve el mantenimiento del centro histórico de la ciudad de la Paz, y el rescate del pueblo de Santa Rosalía. Baja California Sur, a pesar de no poseer una riqueza arquitectónica tan amplia como otros estados del país, es un estado fascinante en su arquitectura; tan tradicional y virgen, como tan falsa y vendedora de ilusiones.

El mito

El hombre, desde sus orígenes no ha podido vivir en el mundo sin intentar comprenderlo. El mito surge de la profundidad de las emociones, donde el hombre manifiesta la expresión de un sentimiento que convierte en imagen. Y por medio de la expresión simbólica plasma este cúmulo de emociones. Mediante el mito, el hombre ha creado un efecto calmante entre la comprensión de la vida actual y la muerte.

"El mito es el elemento épico de la primitiva vida religiosa; el rito es su elemento dramático. Tenemos que empezar estudiando al segundo para comprender el primero" [1]. Cada pueblo cuenta con una serie de mitos que lo identifican, la mejor manera de conocerlo es analizando sus ritos. Para el sudcaliforniano, los mitos están ligados a su relación con la naturaleza. Sus principales temores radican en las "fuerzas de la naturaleza" y los demonios que en ella radican.

El indígena sudcaliforniano, creía en la existencia de dioses como el Niparajá -creador del cielo y la tierra, el mar, la comida y los árboles-, al cual debían gran respeto por ser quien les mantenía con vida. Cabe señalar que esta deidad es constante entre los diferentes grupos indígenas de la región; el nombre de este dios varía según el grupo indígena, para los Cochimíes se llamaba Menichipa, capitán grande, el cual había creado el cielo, la tierra y todo lo que en ella existía.

Desde el pasado indígena, el respeto y temor por la naturaleza ha sido una constante mítica, pues la vida se veía de pronto trastocada por los fenómenos naturales que destruían toda cotidianidad y tranquilidad. A la llegada de los conquistadores, la religión católica sólo pudo cambiar el nombre de la deidad y continuar con este mito del hombre en relación con la naturaleza. Por ello, los fenómenos naturales se han mantenido como parte del pensamiento mítico social. En dicho mito, se vive un extraño rito comunitario que anuncia la llegada de los diferentes fenómenos climatológicos.

El verano trae consigo una expectación social, la pregunta acerca de qué tanto calor hará es la constante. El sudcaliforniano vive pensando en este fenómeno antes, durante y después de su presencia. Es el tema de sus conversaciones en su vida cotidiana, es el que marca la pauta de las actividades que realizará, es el que le cuestiona sobre la "eficiencia" de su casa, sobre su habitabilidad, sobre sus habilidades como constructor. Con base en este fenómeno, diseña su vivienda con el propósito de asegurar una estancia "soportable" dentro de ella, sin perder su carácter de elemento que forma parte de la apariencia y de la vida pública de la calle.

Estos fenómenos marcan la pauta de vida sudcaliforniana, el pórtico de la casa vernácula es el contenedor de este ritual que tarde a tarde se repite; en donde pareciese que se les invoca a asistir a todos a la misma hora para hablar del calor en compañía de un café y unas tortillas de harina; para darle la despedida al sol, padre de nuestra vida. Pareciese que se asiste a un funeral sudcaliforniano, ahí sentados en sillas o mecedoras, el ritual es sagrado.

Podrían omitir ir a comer a casa, pero no a despedir el calor del día y a la dulce espera del fresco confort de la noche. Pareciese que a diario al asistir al "funeral del sol", este se despidiese con un espectáculo que en sus últimos intentos por manifestarnos su presencia, emite rayos de luz en variados colores; desde el rojo hasta el violeta que anuncia su acaecida vida. Con la seguridad de volver al día siguiente. Otro fenómeno mítico es el huracán; el único que se atreve a llegar para romper con la cotidianidad. Con su fuerza devastadora, trae consigo las nubes y los vientos que se originan en el suroeste del país, y cuyo único propósito es venir a descargar su furia en este lugar.

Al igual que el "calor", este es un fenómeno social, con una paradoja interesante; este fenómeno es temido y al mismo tiempo anhelado por la sociedad. Temido, porque pone a prueba la firmeza con la que las edificaciones fueron construidas, las reta a seguir en pie, a ser realmente el refugio de la vida, a luchar una batalla contra la naturaleza; y anhelado, porque es una de las únicas fuentes generadoras de lluvia. Este rito social unifica a la sociedad, la unifica en el temor por la muerte y por la sobrevivencia. La incertidumbre de la posible muerte, es de pronto palpable y olfativo. Ante la tensión que conlleva este fenómeno, su culminación se ve como una victoria contra la muerte, donde el único mérito lo tiene el refugio.

Del conjunto que conforma la casa vernácula sudcaliforniana, el único elemento que se levanta a enfrentar este reto es el del área de estar. Con sus anchos muros que simulan fortaleza, y sus únicos vanos en las puertas (hacia la calle y hacia el patio) fue diseñada para "enfrentar" a los dos fenómenos antes descritos. Muros anchos como fortaleza contra huracanes y también para limitar el paso del calor. Pocos vanos con el mismo propósito.

El héroe, según Thomas Carlyle


Los detonantes de esta arquitectura fueron los sacerdotes misioneros que crearon los primeros asentamientos en el estado. El hombre indígena era nómada, por ello no hay vestigios de sus edificaciones. Es hasta la llegada de las órdenes religiosas y la edificación de las iglesias misionales, cuando el indígena y los colonizadores se asientan alrededor de los templos para crear los primeros asentamientos. Los sistemas constructivos a base de piedra y adobe en muros; y madera o palma en techos, son los que detonan la creación de las nuevas construcciones de tipo habitacional y comercial. A partir de entonces, la tipología en las edificaciones se mantiene casi sin modificaciones hasta la llegada de la "modernidad", en la década de los ochentas donde ésta es equivalencia a vivienda institucional.

"La voluntad creativa" de W. Worringer

"Se ha podido todo lo que se ha querido, y lo que no se ha podido es
porque no estaba en la dirección de la voluntad artística".
(W. Worringer, 1911).

Worringer en su libro La esencia del gótico reivindica la voluntad artística de todos los pueblos al señalar que, el ideal del arte clásico no debe ser el criterio de valor para juzgar expresiones artísticas. Erróneamente se juzgaban los objetos de arte cuya expresión representaba la belleza viviente y natural con las valoraciones artísticas clásicas; limitando su comprensión a esta escala de valores. Por ello eran calificados como objetos con falta de capacidad creativa. Lo extraño e innatural era sinónimo de falta de capacidad creativa.

La estética llegó a la pretensión de validez universal, ya que nunca se preguntaron acerca de la voluntad artística, para ellos la estética era fija e indiscutible; y sólo se tomaba en cuenta a la capacidad como problema de valoración, ya que si las expresiones artísticas no eran lo suficiente "refinadas" estilísticamente, entonces se trataba de formas de expresión burdas y primitivas. Pasaban por alto el conocimiento de que esa capacidad era sólo un aspecto secundario que recibía su determinación y su regla de la voluntad como factor determinante para las diferentes formas de expresión. Gracias a Worringer, la valoración del arte que antes era caprichosa y limitada, hoy es objetiva. Hasta ese momento, el ideal clásico constituía el criterio decisivo de valor el centro de la consideración. Le devuelve el carácter de mutable al arte para desprenderla del antropocentrismo clásico.

Nuestra estructura de la voluntad artística coincide en mucho con la del arte clásico, por ello no vemos gran diferencia entre la voluntad y la capacidad. Sin embargo, esta "visión" es demasiado limitada. Bien afirma Norberg-Schulz que nuestras experiencias nos preparan para entender determinados objetos, y que si observamos algún objeto de otra cultura diferente a la nuestra, nuestra percepción del mismo será muy limitada. Asimismo, no podríamos afirmar que ese objeto no esté compuesto por valores estéticos, ya que ni siquiera alcanzamos a comprenderlo en su expresión fundamental, porque no sabremos qué quiere expresar dicho objeto. Conoceremos los elementos "universales" de proporción, texturas, formas, etc., pero no entenderemos su voluntad. Por ello la estética es la expresión de voluntad de una comunidad. Y su valoración deberá ser con base en esa voluntad.

Hoy, nuestro ser de "mexicanos modernos" se asemeja al hombre europeo de la época de Worringer; creemos tener la única verdad en cuanto a la estética, y desvalorizamos todo aquello que pudo no haber sido creado por un proceso de diseño en el que intervenga un "profesional" que se supone tiene las nociones de lo que es o no bello. Pero ¿no será porque queremos seguir un "ideal formal" que nos lleve a representar en la arquitectura algo de lo que los mexicanos distamos mucho de ser? El hombre primitivo mediante su expresión artística, "mitigaba" ciertos sentimientos que le provocaba el mundo que lo rodeaba y del cual, él no encontraba explicación alguna. Su concepción del mundo era representada en su expresión artística. Su voluntad creativa hablaba su concepción de vida.

Hoy, la expresión creativa del sudcaliforniano dista mucho de ser consecuencia de voluntad alguna. Entre el ser y él querer ser, damos forma a una serie de híbridos que poco dicen de nosotros. Como habitante de una región (B.C.S.) donde no queremos darnos cuenta de quiénes somos y hacia dónde queremos ir, me he percatado de que a pesar de este abismo conceptual del "yo", nuestras expresiones artísticas se manifiestan en un querer ser "diferentes". Diferente al resto de la república para seguir identificándonos con ese aislamiento geográfico. Pero a pesar de este sentimiento, nuestro ser nos arremete al yo que no podemos negar y que se manifiesta parpadeante a cada instante. La timidez formal expresada en la estética "tradicional", pide ser retomada como la voluntad de nuestra expresión. El sudcaliforniano que poco "ruidoso" es en sus festejos y en su forma de vida, a quien la prisa nunca llegará a alcanzarlo y quien se identifica con la tranquilidad de un oasis, me llama para descubrir en ese remanso la voluntad que quiere consolidarse.

He llegado a pensar que, a diferencia del hombre clásico que se volvía centro y medida de las cosas, el sudcaliforniano busca pasar inadvertido y que su derredor -que conoce perfectamente- se convierta en el elemento regulador de su entorno. Expresando así su voluntad naturalista por encima de cualquier otra (ya sea religiosa o cultural). Su entorno define su vestimenta y su forma de vida; lo particulariza y lo diferencía, lo atrae a la voluntad de ser tan sólo un ente con características "prácticas" que le permitan vivir. Por ello su expresión artística es de carácter más práctico que expresivo, su vestimenta y artesanía carece de esa exuberancia ornamental que en otras regiones de México es frecuente encontrar. Los colores del entorno son tan sobrios como el desierto y el mar; por ello en las construcciones el colorido es casi inusual. El concepto espacial de las construcciones es "infinito", ya que acostumbra integrar sus pórticos con la puerta de acceso siempre abierta a la calle.

El sudcaliforniano no ha estado menos dotado de capacidad que los habitantes del resto del país para crear la exhuberancia formal, más bien él ha preferido la estética basada en un juego sencillo de líneas que definen el espacio (que se abre e integra con el entorno). A "pesar" de esta sobriedad, el arte para el sudcaliforniano, es una manera de arraigarse a su forma de vida, mediante los símbolos que le identifican en comunidad y que le unifican como una sola (heterogénea y diferente). Podría afirmar, que las características antes descritas, afirman la voluntad creativa del ser del sudcaliforniano, que clama por su identificación y reconocimiento en todos los ámbitos.

Trasfondo en la arquitectura (la idea de Nicolai Hartmann)

Trasfondo en la arquitectura (la idea de Nicolai Hartmann) En el texto de Hartmann, llama especialmente la atención la idea de universalidad. Como dice el poema de Machado, "hasta que el pueblo las canta las coplas, coplas no son y cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe el autor (…) procura tu que tus coplas vayan al pueblo a parar, que al volcar el corazón en el alma popular, lo que se pierde de gloria (fama) se gana la eternidad…" [2]

Al igual la arquitectura, sino se vive, se usa, y si no se posesiona el usuario de ella; tampoco "copla será". Pensando en algún ejemplo de trasfondo de una obra podemos pensar en los estratos que dieron producto a la misión de Nuestra Señora de La Paz (actual catedral de la Diócesis de La Paz), hito característico de nuestra sociedad. Templo construido conforme a los ideales de evangelización de las órdenes que llegaron al estado. El edificio con sentido misional, como morada de la nueva fe, fue ubicado en la parte más alta de los llanos de La Purísima (actualmente ocupado por la ciudad) en donde podía ser vista fácilmente desde cualquier punto.

La "monumentalidad" no podía dejar de ser la expresión del edificio; sin embargo debía tenerse cuidado con su escala, ya que a aquellos que evangelizarían no conocían la relación entre monumentalidad y espacio sagrado, a diferencia de los grupos étnicos del centro del país quienes ya habían construido pirámides y poseían estos antecedentes espaciales. Sobria y robusta por la técnica constructiva, a base de piedra, aún es fácil distinguir cómo resalta dentro del perfil urbano donde apenas tres edificios se atreven levantarse "irreverentemente". Con planta en forma de cruz, revelando la intencionalidad a la cual fue erigida, fue cubierta por dos bóvedas de cañón corrido que al interceptarse sobre el altar dieron pie a una pequeña cúpula. Construcción tras la cual, se puede decodificar un mensaje simbólico, expresado en el lenguaje formal del templo. Es el edificio sudcaliforniano más característico y lleno de estratos de intencionalidad intuitiva, pues no fueron los "expertos" quienes lo concibieron y erigieron, sino los que sabían lo que querían ofrecer al usuario, quienes sabían el propósito y lo construyeron pensando en sus habitantes. Hoy, es conservado por aquellos que hemos entendido aquella intuición que lo llevó a su realidad formal.


Los estratos externos e internos de la obra arquitectónica.

En el caso de la casa vernácula su tipología está muy definida ya que se caracteriza por su composición, que está definida por el propósito, su necesidad de resguardo climatológico la define en primera instancia. Está conformada por tres elementos que se disponen de manera que el más importante (el de estar) se ubica hacia el lado de la calle, y ya sea en la parte posterior o en el patio se ubica la cocina, de tal manera que pueda recibir los vientos para refrescar este espacio. El baño es el elemento secundario cuya ubicación está del lado opuesto a la cocina para no interrumpir en la relación cocina-área de estar.

La solución es congruente con el entorno y con el espacio que se ocupa, ya que es construida empleando materiales de la región. El módulo del área de estar y el baño con adobe y techo de madera o palma; la cocina con sus muros de vara tramada y el techo de vara y palma. Su forma es rectangular, con el fin de poder orientarla según la orientación propia del predio, a fin de que haya menos áreas que se expongan al sol directamente. Las relaciones armónicas entre los tres elementos (cocina-estar-baño) es secuencial, un espacio nos lleva a otro intuitivamente, sin tener referencias de caminos o de algún otro tipo. Su habitabilidad es perceptible, nos habla de las personas que viven en ella y expresa las formas de vida que se propician día a día en ese espacio. Su congruente diálogo con el exterior es la primera impresión del conjunto. La invitación a introducirnos por medio del pórtico (el cual abarca el frente longitudinal de la casa) nos sumerge en el ritualismo de sus vidas.

El ensueño


"Al ensueño le pertenecen valores que marcan al hombre en su profundidad (…) Goza directamente de su ser, por eso los lugares donde se ha vivido el ensueño se restituyen ellos mismos en su ser" [3]. El ensueño revela al hombre, nos habla de lo que está hecha su vida y que espera del futuro de ella. Sintetiza los recuerdos, pensamientos y sueños del hombre; para convertirlos en su realidad ontológica, que clama por verse manifiesta en algún aspecto. Dicho aspecto no encuentra mejor cobijo que en la arquitectura; en la casa del hombre.

Podemos pensar en la posibilidad de incluir en el programa arquitectónico el ensueño, y llegar al conocimiento del habitador no sólo en un programa de áreas, sino de fantasías y recuerdos. El reto es ofrecer espacios que crucen la frontera de la funcionalidad y se impregnen de identidad íntima, que sólo a ese habitador le pertenece. La ensoñación revela un mundo "mágico" carente de reglas y cánones preestablecidos. Nos invita a proponer algo nuevo de un recuerdo vivido; a innovar en experiencias espaciales que superen la "magia" de las ya vividas. Los espacios en la casa sudcaliforniana son de ensueño, la luz que apenas penetra por las ventanas crea el ambiente que transporta la imaginación. Los elementos austeros nos hacen recordar la "vieja casa de la abuela" de la que habla Gaston Bachelard en La poética del espacio.

"Arte y poesía", "El arco y la lira"

Los textos de Heidegger y Octavio Paz nos remiten a reflexionar en las analogías existentes entre la poesía y la arquitectura. Esta reflexión se puede trasladar hacía el campo de la arquitectura vernácula de Baja California Sur; la cual se levanta entre los paisajes semidesérticos para "existir de modo tan natural como una cosa", y para decirnos que ahí habita alguien. La casa vernácula -como hemos mencionado previamente- está compuesta por tres módulos (cocina que se separa del módulo de convivencia-estar-descanso y del baño), esta casa habla por sí sola, nos revela los materiales con los que fue elaborada para constituir su expresión y determinar su fin. Su expresión es claro reflejo de la voluntad creadora del constructor -a su vez habitador-, que determina con base en el conocimiento del entorno y de sus necesidades.

El constructor se centró en la creación de un espacio que le permitiera alejar el calor de los fogones del área de convivencia; un espacio con cualidades espaciales que proporcionara la mayor fluidez de aire con la menor incidencia solar para el bien estar durante el desarrollo de las actividades. El "ranchero" ha logrado crear un espacio que lejos de sólo ser un ente útil, se convierte en una afirmación del entorno y representación de la vida mítica del lugar. Ha creado su verdad al recrear su forma de vivir, al reproducir la esencia general de las cosas que componen ese espacio. Ellas hablan de él y él habla de ellas. Delimita el espacio de la cocina por muros de vara tramada por donde hace penetrar los rayos solares y crea un ambiente sagrado en tan importante sitio para su estilo de vida.

Pareciese que la función primordial para la que fueron concebidos esos pequeños agujeros entre las varas, era la de crear un ambiente que se opusiera a la radiante luminosidad del exterior. En el muro la vara entramada deja de ser el palo, aquél que silvestremente encontramos en los polveados caminos, es ahora el lenguaje que arrancó de sus "conexiones" habituales a tan simple objeto; para volverlo único, para volverlo a crear y para que renazca en su nueva cualidad de ser. Como en la poesía, este objeto (la vara) ha dejado de ser palabra habitual, para convertirse en imagen; en objeto de participación dentro de un mensaje.

En esta propuesta, el "ranchero" ha encontrado la máxima expresión a los elementos que le son comunes. El hueco que se forma entre las varas nos habla del color oscuro que han adquirido dichos objetos en respuesta al sentido de conservación. Este objeto o cosa (la cocina), "le ataca literalmente al cuerpo" se muestra perceptible en todos los sentidos. "Su firme prominencia hace visible el espacio invisible del aire" [4]. Le separa y le integra del exterior. Le hace sentir su fragilidad y le recuerda su mortalidad constructiva. La construcción se convierte en obra al encarar la verdad, ya que a este "útil no se le ha provisto además de un valor estético, lo lleva por esencia, apunta Heidegger en El origen de la obra de arte. Su forma cúbica de esencia útil, se manifiesta peculiar y diferente. Se contrapone al otro módulo de forma rectangular que con sus anchos muros pintados de cal y su pórtico longitudinal también revela su ser que contiene la vida social y familiar. El baño es intencionalmente separado, pero no desligado de los otros dos módulos. Los elementos de la casa, se unifican espacialmente entre sí dentro del enorme terreno, para también participar socialmente en el conjunto de casas que "revelan lo que son e invitan a ser lo que son" [5]. No concibo la casa sin él pórtico que la vincula con la vida social, desde donde se experimentan los ritmos cíclicos de la vida.

En el pórtico de esta casa se alberga el rito de la comida y del disfrute del café; es aquí donde se ritualizan todas las actividades. En ese pórtico es donde se realiza el rito de encuentro y desencuentro, bajo sus columnas cada tarde al esperar la despedida del sol y la llegada del ansiado aire fresco. Donde pareciese que toda tarde es igual; y pasado y futuro están en el presente. En el pórtico es donde la rima es pronunciada por el viento que se tropieza con los muros blancos o con los que fluyen por la cocina para integrarse al silencio de la casa vernácula. Y donde el tiempo permanece para transcenderse en estas construcciones.

A través de los años, la tipología de la casa vernácula sudcaliforniana no ha cambiado, "se ha consagrado y ha transmutado del instante personal y colectivo para convertirse en un arquetipo" [6]. Es más que una construcción, es una obra que se manifiesta plenamente con cualidades inherentes a su concepción de utilidad. Si ser obra significa establecer un mundo, si efectivamente, ellos han creado su mundo de libertad donde han creado obras sin pensar en la consagración, sólo en realizar sus formas de vida. En una imitación original, de la forma de vida que está en el origen de los tiempos y en cada hombre, es arquitectura que hoy se confunde con el tiempo, con características únicas y singulares.

Samuel Ramos y Octavio Paz


Como señalan Samuel Ramos y Octavio Paz, la vida del mexicano es muy diferente a la del europeo o la del norteamericano, se manifiesta rica en expresiones, en ritos y en costumbres; es todo un gran bagaje de fusión de culturas. Por ello es inútil querer negarnos a nuestra identidad, poseemos una vida que no se desprende del arraigo cultural. Es curioso lo que le sucede al Pachuco [7] al querer negar su identidad, su esencia es tan fuerte que lejos de esconderla, hace que se manifieste con más fuerza. Así sucede con nosotros en la arquitectura. Al empeñarnos en buscar modelos globales para insertarlos en nuestra arquitectura; negamos la naturaleza de nuestra forma de vida.

En Baja California Sur, ante la "invasión" de extranjeros (principalmente de E.U.A.), las nuevas "casas" se manifiestan como híbridos que tratan de simular una realidad histórica económica que no existe. Es entonces cuando los paisajes se impregnan de escenografías que pretenden competir con la tradición, la cultura y el mito hecho arquitectura que poseen las casas "tradicionales". Paradójicamente el extranjero que viene a asentarse a estas tierras, viene en busca de la "casa mexicana" que desde su país observa llena de cualidades. Pero ¿qué pasa?, nosotros los arquitectos "conocedores" le diseñamos o el último modelo publicado en revista, o bien una escenografía mal montada que ni siquiera debiera pretender ser nombrada "casa mexicana" porque carece de la esencia y de las formas de vida de la arquitectura vernácula y tradicional. "El hombre cuando crea, se crea a sí mismo" [8], es entonces cuando toma conciencia de su identidad; es entonces cuando conoce su pueblo, el cómo piensa, a qué le teme, qué le gusta, de dónde viene, cómo vive, etc.; mientras esto no suceda, pocas propuestas podremos hacer con real sentido y prospectiva de lo que se necesita. Si no conocemos al sudcaliforniano, cómo podremos ofrecerle como arquitectos una propuesta que fusione formas de vida con su realidad temporal y espacial.

La imagen de desarrollo y sociedad global, nos ha llevado a decidir por la colectividad; a creer que los conocimientos de uno (que yo llamaría ignorancia) son lo más valido para cualquier propuesta de evolución. Sin embargo, con tan sólo un pequeño ejemplo podremos ver la importancia del conocimiento de nuestro entorno. Si propusiéramos un nuevo prototipo de vivienda para la zona que hemos estado analizando, y se nos ocurriese eliminar el pórtico, ¿con qué fundamento suprimiría este elemento tan importante de la casa sudcaliforniana? Y si lo hiciese, ¿qué propuesta sería capaz de retomar la vida que en este singular espacio se desarrolla? La pregunta parece tan simple y sencilla, sólo quitar un pórtico; si un pórtico donde se da toda la vida social de la familia que habita la casa, el lugar de encuentro, de despedida, de rito, etc. Con tan sólo pensar en que no habría pórtico empiezan a aparecer en mi mente una serie de preguntas sobre el futuro de la vida de esta familia; ello me señala la complejidad con la que estamos estructurados, y por tanto, nuestras decisiones no deben ser arbitrarias, sino fundamentadas en el conocimiento del habitador, del mexicano.

Así como llego a pensar en el futuro de la familia a la que le faltará su pórtico, también pienso en nuestro futuro, sin la arquitectura que nos manifieste como lugar, región, y nación.

Notas

1. Cassirer, Ernst. "El mito del estado", México: Fondo de cultura económica, 1985, 1-360 pp.
2. Machado, Manuel, "La copla", recuperado en: http://www.cancioneros.com/nc/12762/0/la-copla-manuel-machado, el 28 de julio, 2013.
3. Bachelard, Gaston, "La poética del espacio", México: Breviarios del Fondo de Cultura Económica, 1975, p.36.
4. Heidegger, Martin, "Arte y poesía", México: Breviarios del Fondo de cultura económica, 2006, p.63.
5. Ibídem, pp.1-124.
6. Bachelard, Gaston, "La poética del espacio", óp. Cit., pp. 1-281.
7. Término que se surge en México a mediados de los años 1920 para definir al estereotipo de un joven estadounidense de origen mexicano. También denominado "chicano".
8. Paz, Octavio, "El arco y la lira", México: Fondo de cultura económica", 4ª edición (facsímil de la 1ª), 2006, pp. 29-48.

Bibliografía

Bachelard, Gaston, "La poética del espacio", México: Breviarios del Fondo de cultura económica, 1975.
Cassirer, Ernst. "El mito del estado", México: Fondo de cultura económica, 1985.
Hartmann, Nicolai, "Estética", (trad. Elsa Cecilia Frost), México: Universidad Nacional Autónoma de, México, 1ª Edición en alemán 1953, 1ª. Edición en español 1977.
Heidegger, Martin, "Arte y Poesía" (trad. Samuel Ramos), México: Fondo de Cultura Económica, 1ª. Edición en alemán 1952, 1ª. Edición en español 1958. ·
Hernández, María Elena, "La Estética de Nicolai Hartmann", México, octubre 1997.
Machado, Manuel, "La copla", recuperado en: http://www.cancioneros.com/nc/12762/0/la-copla-manuel-machado.
Paz, Octavio, "El arco y la lira", México: Fondo de cultura económica", 4ª edición (facsímil de la 1ª), 2006,
__________, "El laberinto de la soledad", México: Fondo de Cultura Económica, 2ª edición, 1959.
Reyes Silva, Leonardo, "Historia del Estado de Baja California Sur", México: Educación primaria, 1989.

Irasema Gallo Ramírez