Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.


Minificciones sobre arquitectura:
la construcción del Aleph

Federico Martínez Reyes

Mansión
"Ese pequeño espacio, que Borges llamó Aleph, es mi casa".
(Federico Martínez) [1]


El tema que trataré en este ensayo, tiene que ver con los correlatos entre arquitectura y literatura, sobre todo en las coincidencias que pueden existir entre un texto de una cuartilla y una espacialidad generada en menos de cien metros cuadrados. El paralelismo se abordará primeramente en la extensión, después se mencionarán algunos ejemplos, muy breves, de cómo se han relacionado algunos textos con el proyecto arquitectónico y, finalmente, se reflexionará sobre la resignificación de los objetos arquitectónicos a través de algunas minificciones.

Arquitectura mínima y minificción

Según Lauro Zavala [2] una minificción se define por la extensión del texto, misma que no rebasa el espacio de una hoja en blanco. En el caso de la arquitectura es difícil establecer un límite de extensión, pues las condiciones económicas inciden directamente en las dimensiones de lo construido. Hay casas en asentamientos irregulares que se levantan en dieciséis metros cuadrados y en donde viven cinco personas; estas viviendas precarias se construyen en estos metros cuadrados por falta de recursos económicos. He decidido descartar por el momento estas viviendas irregulares ya que no hay una intención manifiesta de construir un objeto de tales dimensiones y es más bien un producto de limitantes presupuestales, y centrarme en las viviendas mínimas que, de manera intencional, fueron solicitadas y diseñadas en espacios pequeños y que tienen una superficie construida menor a cien metros cuadrados.

Una casa Geo [3] es un buen ejemplo para tener una idea de las dimensiones establecidas, estas casas en promedio tienen un área construida de cien metros cuadrados, con dos recámaras, baño, sala, comedor, cocina y sanitario, todo en dos niveles. Establecidas las dimensiones de la minificción y de la arquitectura mínima planteo el primer correlato, el cual tiene que ver con la percepción de las dimensiones, en donde el contenido desborda la forma. En el caso de las dimensiones literarias me gustaría ejemplificar con el texto de Sergio Golwarz, titulado Dios, cuyo contenido monopalábrico lleva en sí mismo la eternidad y omnipresencia de ese ser inconmensurable, que muchos evitaron nombrar, so pena de ser fulminados, y que el autor plasma con tanto respeto y desparpajo: Dios. En este ejemplo, la forma es incapaz de contener la inmensidad cósmica que se significa y expone.

Algo similar sucede con la arquitectura mínima, en donde, muy contrario al imaginario colectivo que se tiene de estas casas pequeñas, -que oscila entre una escalofriante y lúgubre espacialidad asfixiante y un objeto de funcionalidad cuestionable- sus habitantes miran algo diferente. No porque no miren lo que es evidente, sino porque en el hecho de habitar esos lugares, sobre todo si esas casas son sus casas, le da un significado completamente distinto, tanto, que con orgullo exclaman que tal edificación es su casa. En vez de mirar la pequeñez física miran un universo inconmensurable.

Esta inmensidad está determinada por la experiencia del habitante en un espacio determinado, el cual no se limita a la separación entre muros y losas, sino que se mide por aquello que sucede en su habitáculo. Las dimensiones físicas pasan a segundo término cuando la vida del habitador se carga de significados gracias a los sucesos que se desarrollan en su casa, desde que se apropia de ésta, invita a sus amigos a una cena, recibe en ella al hijo recién nacido o al pródigo, hace el amor en su recámara o cuando descansa apaciblemente o cocina. Todas estas actividades, triviales a simple vista, llenas de alegrías y penas, pero también de olores, colores y luces, inciden en la percepción espacial del habitante quien construye un universo en pocos metros cuadrados.

La arquitectura mínima puede medirse físicamente desde dieciséis metros cuadrados si tomamos en cuenta la arquitectura efímera y provisional que se construye luego de un desastre natural o humano. Pero hay también aquellas que son conscientemente construidas para ser moradas permanentes, que se construyen en áticos de veinte metros cuadrados incluyendo su terraza, o viviendas que combinan su uso con oficina-estudio en cincuenta metros cuadrados. Incluso hay proyectos que pretenden construir casas entre dos edificaciones en un frente máximo de ciento veintidós centímetros y un mínimo de setenta y dos centímetros [4].

-- Estas arquitecturas y proyectos, al igual que la minificción, son relatos ceñidos en una espacialidad pequeña, pero en ellos hay una doble complejidad. La primera es el diseño, el cual se construye a través de múltiples intentos hasta que se encuentra el lugar preciso para las diferentes espacialidades. Este proceso de configuración, que conocerán los escritores, es laborioso. El diseño final aparece limpio, breve, ordenado, pero su hechura lleva más tiempo del que nosotros podemos ocupar en revisarlo. La segunda es la relación habitador-objeto, que permite construir, y posteriormente cuidar [5], los sucesos que le darán vida y significado a los objetos arquitectónicos, es decir a los contenidos que, al paso del tiempo, serán más grandes y profundos que sus propios límites.

Los muros y las letras

La relación filial entre la literatura y la arquitectura se debe a que ambas comparten una misma madre: las Bellas Artes. Esto ha generado una relación tácita apreciable en algunos textos ecfrásticos [6] que pretenden evidenciar el oculto valor artístico de los objetos arquitectónicos.

El uso de estos textos literarios, breves y con tintes poéticos, es usado con mucha frecuencia por los arquitectos para dar a conocer el concepto que sustenta la forma de un diseño. Estos textos se realizan para cargar de significado las imágenes que se presentan y su uso se vuelve cada vez más cotidiano. Uno de los primeros ejemplos registrados es un texto presentado a manera de himno por Boullé, arquitecto francés perteneciente a un movimiento arquitectónico de la Ilustración llamado Arquitectura Parlante. Éste acompaña el proyecto para un Cenotafio de Newton, cuya forma es una enorme esfera perforada que permitía reproducir un cielo estrellado en su interior durante el día, mismo que sería iluminado durante la noche por un gran foco de luz. El texto es el siguiente:

¡Genio vasto y profundo! ¡Ser divino! Newton... tú has determinado la forma de la tierra; yo he concebido el proyecto para envolverte con su descubrimiento… [7]

Un ejemplo muy actual de este tipo de relación entre el proyecto y la literatura es el de la controvertida Estela de Luz que, antes de ser un objeto vilipendiado, fue un proyecto con buenas intenciones y altas pretensiones significativas. El siguiente es un fragmento del texto del arquitecto César Pérez Becerril con el que se presentó el proyecto a concurso, mismo que cuenta con la poética colaboración de Eugenia León y que lleva por título La figura espigada del Bicentenario:

"Desde antiguos los seres humanos cada vez que queremos perdurar miramos hacia el cielo. Creyentes o no, la humanidad voltea a los ojos a lo alto cuando quiere inspiración, ideas, fuerza. Este monumento es, en primer lugar, eso. Búsqueda de lo infinito, búsqueda de lo absoluto.

Pero como cada quien eleva la mirada desde lo que es, nosotros nos elevamos con la pureza del cuarzo que nace de la fuerza profunda de nuestra tierra; piedra antigua del mundo prehispánico que en esta forma gloriosa nos dice que México, antes y después de la Conquista, de cada asimilación cultural, de todos los procesos históricos, de cada gesta heroica, de su lucha indoblegable por su independencia y por su permanencia, de sus desgarros, es un Pueblo vivo y unido que siempre estuvo allí". [8]

¿Por qué los arquitectos tenemos el valor de escribir? Más allá de nuestras pretensiones literarias, lo hacemos para clarificar la intención expresiva del diseño, pues si gente ajena a la producción del diseño mirara únicamente las imágenes, no sería capaz de ver en ellas el significado que los escritos anteriores develan. Muy seguramente, quienes conocen la Estela de Luz desconocían el significado que se le adjudicó al diseño y que de alguna u otra manera los diseñadores pretendían que se mantuviera en el objeto construido, lo cual, quizás no sucedió.

Los arquitectos somos seres muy bienintencionados, pero ni los diseños que realizamos ni los objetos construidos basados en tales diseños tienen la posibilidad de comunicar o cumplir con esas buenas y samaritanas intenciones, pues en el proyecto las imágenes dibujadas tienen las restricciones propias de la expresión y la comunicación. En las arquitecturas, es decir en los objetos construidos, las intenciones del proyecto mueren desde el momento mismo en que, desde su habitabilidad, el sujeto habita y resignifica el objeto arquitectónico.

La literatura no sólo ayuda a dar esa significación que el arquitecto pretende del proyecto, sino que ayuda a comunicar las historias contenidas en la arquitectura, sin la literatura no podríamos saber lo que sucede detrás de los muros y seríamos incapaces de ver esos universos que día a día se construyen en la relación entre el habitante y sus moradas. Sin ella, la arquitectura es asombrosamente muda.

La resignificación de la arquitectura a través de la minificción

Algunas minificciones nombran catedrales, casas, muros, cuartos, como escenarios de los breves acontecimientos. En algunos de ellos son fantasmas los que habitan estas arquitecturas como en el relato de George Loring Frost [9] titulado Un creyente en donde un fantasma se encuentra "en los oscuros corredores de una galería de cuadros" [10], preguntando a un desconocido si cree en fantasmas, solamente para hacer evidente su propia condición espectral. En el relato Ángel de Luz, de Agustín Monsreal, los muros se vuelven etéreos cuando un par de hermanos los atraviesan para ir al encuentro de la madre fallecida que llama a la hermana, esta última renuente a reconocer su mismo estado fantasmal [11]. Otro espíritu aparece cerca de un objeto arquitectónico en la minificción titulada Despistada, de Mónica Lavín, donde una mujer olvida, mientras intenta entrar a su casa, que está muerta [12].

De estas narraciones espectrales son destacables dos aspectos. El primero, el hecho de la permanencia espiritual de los que alguna vez habitaron en sus casas y sus cuartos, tan suyos aún que difícilmente se desprenden de ellos. Esto es interesante para los arquitectos, pues las imágenes de las casas que se mostraron en el apartado anterior aparecen completamente libres de habitante alguno, como si la aparición de éstos fuera algo aborrecible, algo que pudiera infectar la aséptica imagen del objeto arquitectónico. Las minificciones hacen énfasis en ese tema que tanto presumimos los arquitectos que nos compete, el de la habitabilidad, descubriendo algo obvio: que la habitabilidad no existe sin el sujeto que la construye y no a la inversa que la habitabilidad existe gracias a los objetos que diseñamos. Como los arquitectos creemos fervorosamente en esto último, es muy frecuente ver imágenes en revistas especializadas de arquitectura presentando el objeto sin el sujeto que la habita.

El segundo aspecto es lo fácil que se desvanece lo material de lo arquitectónico a través de la palabra, porque cuando un fantasma atraviesa un muro, este muro se vuelve etéreo, como si el fantasma fuera éste y no el sujeto muerto. La minificción desmaterializa muy rápidamente, en la imaginación, la imagen formal que tanto esfuerzo le costó al arquitecto dibujar y al cliente construir.

Esta posibilidad de construir y destruir en tan poco tiempo, ciertamente envidiable para el arquitecto, se refleja en el texto La Catedral, de Raúl Renán, la cual está hecha de palabras, no de piedras labradas:

"La palabra catedral necesitó de otras palabras para erguirse firme. Llegó y se instaló con su séquito organizado. Los arquitectos vieron, midieron, sintieron. ¡Gratuito! No saben que las palabras tienen sus leyes de equilibrio; tampoco lo sabe el pueblo que un día tuvo necesidad de palabras lapidarias para edificar una manifestación y sin parar mientes echó mano de los sustentos de catedral por lo que ésta se derrumbó sin quedar letra sobre letra". [13]

En este texto el autor logra en segundos lo que a un pueblo medieval le hubiera costado trescientos años y, claro, tan fácil como se construye, una turba iracunda la destruye al retirar las palabras que la cimientan. A diferencia del texto del arquitecto Becerril sobre la Estela de Luz, complementario al diseño, en la minificción de Renán palabra y forma son una sola cosa; en la Estela de Luz es más complicado relacionar los conceptos con la imagen, en la minificción, la imagen de la Catedral, aunque hecha de palabras, se construye en sí misma, al instante de nombrarla. Hay, además, una síntesis histórica derivada de la minificción, que alude por una parte a la turba de franceses que, hartos de la monarquía, atacaron y destrozaron los rostros de los santos colocados en la fachada de Notre Dame de Paris, a los cuales confundieron con reyes, y por otra parte a la turba de renacentistas intelectuales que se manifestaron en contra de las bárbaras catedrales góticas, que con palabras destrozaron los significados primigenios de las catedrales, motivando su descuido y por lo tanto su destrucción.

Cuando los arquitectos descuidamos las palabras, la minificción, en tan pocas líneas, nos recuerda aquello que es digno de atenderse: al individuo que habita y lo que significan los objetos arquitectónicos para estos habitantes, más allá de lo que alguna vez los arquitectos pretendimos que significaran.

Conclusión

La arquitectura tiene serias limitaciones expresivas y de comunicación que la literatura no. La minificción ayuda a la literatura a ampliar cada vez más sus fronteras al condensar, como un Bing Bang, la materia que, al final de cada minirelato, se expande explosivamente. En la limitación de la arquitectura, los arquitectos nos vemos sometidos a una condición productiva que en nuestro ejercicio de diseño nos obliga a determinar una y solamente una forma de aquello que se pretende construir. La arquitectura resultante de esos dibujos es muda, mientras nadie la habita está muerta, por sí misma nada es. Pero en cuanto es habitada, lo que era nada y uniforme multiplica sus formas y se vuelve un universo para quien la habita, tan inmenso como para estar en ella aún después de la vida. No importan las dimensiones, todas, grandes y pequeñas se vuelven entrañables y queridas.

¿Cómo se reconstruye la multiplicidad de formas y significados del objeto? Curiosamente el arquitecto nada tiene que ver con esta "construcción", pues nuestra labor como diseñadores-hacedores-de-imágenes no puede determinar ninguna de las historias que se desarrollarán en el objeto construido, porque el arquitecto, si participa en la producción de un objeto arquitectónico desde el diseño hasta la construcción, entrega al que habita una hoja en blanco, completamente muda. A partir de entonces el habitador construye sus propias historias para que otros las cuenten, para que otros sean testigos de cómo atraviesan muros y desaparecen y se despistan. Esos otros son los escritores. Haciendo alusión al Aleph, los arquitectos y sus clientes les dejamos a los escritores una esfera de dos o tres centímetros de diámetro, una pequeña casa o departamento, para que cuenten, de manera sucesiva; porque sucesivo es el lenguaje, todo el universo construido por el habitante que cabe allí, para que, a fuerza de contar historias, esa pequeña esfera manifieste un día, sin aumentar su tamaño, su verdadera magnitud de mansión.

Notas

1. Este texto fue leído en el Coloquio de Minificción que se llevó a cabo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México en agosto de 2013.
2. Las Casas Geo son casas de interés social que, en general, son diseñadas con las medidas mínimas permitidas por los reglamentos de construcción.
3. Zavala, Lauro. "Seis problemas para la minificción, un género del tercer milenio: Brevedad, Diversidad, Complicidad, Fractalidad, Fugacidad, Virtualidad". Recuperado en: http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/hist/zavala2.htm, 2010.
4. Este proyecto fue bautizado como La casa es Keret, y tiene catorce punto cinco metros cuadrados. Consta de un estudio, cocina, baño, comedor y un cuarto para invitados. Fue diseñado por Jakub Szczesny de Centrala. El primer modelo se pretende construir entre dos edificios en el distrito de Wola, Polonia.
5. Heiddeger, en Construir, Habitar, Pensar, da dos sentidos de la palabra construir: erigir y cuidar. Se erige la casa para cuidarse después.
6. La écfrasis se refiere a la representación verbal de una representación visual.
7. Walter Kruft, Hanno. "Historia de la teoría de la arquitectura", Madrid: Alianza Editorial S. A. 1990, p.208.
8. Pérez Becerril, César, con la colaboración de Eugenia León. Monumento emblemático estela de luz", 2009. Recuperado en: http://www.bicentenario.gob.mx/index.php?option=com_content&id=297
9. Seudónimo de Jorge Luis Borges.
10. Borges, Jorge. Ocampo, Silvina. Casares, Adolfo. "Antología de la literatura fantástica", Barcelona: Editorial Sudamericana,1977, p.95.
11. Monsreal, Agustín, "Ángel de luz"", Revista latinoamericana de minicuento, No. 8 Seis minicuentistas mexicanos. Recuperado en: http://www.calarca.net/minificciones/index08.html
12. Lavín, Mónica, "Despistada", Revista latinoamericana de minicuento, No. 8 Seis minucuentistas mexicanos. Recuperado en: http://www.calarca.net/minificciones/index08.html
13. Renán, Raúl. "La catedral", en: Minificción mexicana (selección) de Lauro Zavala. Recuperado en: http://antologiasinpoesia.blogspot.mx/2013/03/minificcion-mexicana-seleccion-de-lauro.html

Bibliografía

Borges, Jorge, Ocampo, Silvina, Casares, Adolfo. "Antología de la literatura fantástica", Barcelona: Editorial Sudamericana, 1977.
Fugacidad, Virtualidad". Recuperado en: http: //www.ciudadseva.com/textos/teoria/hist/zavala2.htm, 2010.
Heiddeger, "Conferencia y artículos", Serbal: Barcelona, 1994.
Lavín, Mónica, "Despistada", Revista latinoamericana de minicuento, No. 8 Seis minucuentistas mexicanos. Recuperado en: http://www.calarca.net/minificciones/index08.html
Monsreal, Agustín, "Ángel de luz"", Revista latinoamericana de minicuento, No. 8 Seis minicuentistas mexicanos. Recuperado en: http://www.calarca.net/minificciones/index08.html
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Federico Martínez Reyes