Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.

 

"La frontera indómita". En torno a la construcción y defensa del espacio poético, de Graciela Montes
Fondo de Cultura Económica, México, 1999.


Milena Quintanilla Carranza

Habitamos en un momento, plagado de vicisitudes, de ruido, de guerras, de angustias y otros males, en el cual resulta urgente y necesario refugiarse en espacios que nos reconforten y nos hagan sentir lo bello de la vida, su esencia… pero ¿a dónde podemos recurrir si todo parece ser estruendoso?

Por medio de esta compilación de ensayos, Graciela Montes - argentina oriunda de Buenos Aires (1947) narradora, editora, traductora y creadora galardonada de obras literarias para niños y jóvenes- nos invita a refugiarnos en el espacio poético, un espacio en que la creación y la experiencia del hombre pueden desarrollarse plena y satisfactoriamente.

Al leer La frontera indómita, somos transportados a nuestra infancia, a aquél universo reinado por el juego, por la fantasía y por la imaginación, pues en el juego, al igual que en el arte, podemos entender y expresar el concepto de vida de tal modo que podemos "tocar lo universal con la punta de los dedos". Es en la infancia, donde las grandes cuestiones de la vida son experimentadas sin ningún prejuicio, quedándose tan inmersamente enraizadas en nosotros que podemos retornar a ellas, o mejor dicho "vivir en ellas", en cualquier momento y cuantas veces lo deseemos a través de imágenes, cosas, aromas, actividades o sonidos.

En este espacio, donde la realidad e imaginación se encuentran, podemos generar los rompimientos a las imposiciones y dogmas de la vida, podemos explicarnos el mundo desde perspectivas arquetípicas, encontrando así un nuevo lugar desde donde crear, desde donde dar una nueva estructura al hacer profundo del orden, es decir, un lugar poético.

Graciela Montes explica que crear desde este espacio -denominado tercera zona- en el que la frontera entre la realidad y la ficción es imperceptible y por tanto es indómita, implica ciertos riesgos pero muchas mayores ganancias, pues no hay ningún tipo de condicionamientos determinados por la sociedad, por la moral o por los paradigmas. Es una frontera que no es límite sino encuentro y fusión de dos virtudes, comienzo de un uno que es esencial para el otro.

La creación y el espacio poético, puede asimilarse a los recuerdos que provienen de la casa de la infancia, un espacio con el cual nos sentimos inmediatamente identificados, pues son nuestros primeros rincones, sitios en el mundo, y como lo dice Bachelard en su Poética del espacio, "si se vuelve a la vieja casa como se vuelve al nido, es porque los recuerdos son sueños, porque la casa del pasado se ha convertido en una gran imagen, la gran imagen de las intimidades perdidas". La obra poética es así, materia danzando con forma y contenido al unísono.

Así, montes sugiere que hemos de entender a la cultura como experiencia y no como acumulación de saberes individuales, y es así como debemos encauzarnos hacia la lucha contra la alienación, lanzándonos a ese aparente salto al vacío que implica la creación poética, en lugar de dejarnos llevar por la corriente de una sociedad domesticada.

Por todo lo anterior, la autora lucha de manera tan decidida por construir y defender ese espacio, especialmente en el terreno de la educación.

Milena Quintanilla Carranza