Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.

La magia de un templo urbano: Biblioteca Pública Virgilio Barco

Jorge Anibal Manrique Prieto

a mi Padre


Se preguntará por qué ha tenido que caminar tanto desde que empezó a descender por la rampa que lo condujo al patio hundido hasta llegar al vestíbulo de este edificio. Ese recorrido de varios metros que usted acaba de hacer, corresponde al atrio de este edificio, bautizado "Biblioteca Pública Virgilio Barco".

Pero ¿qué significa atrio? Según el diccionario "Vocabulario arquitectónico ilustrado" este término significa "antesala o sala de entrada, que equivale a las grandes plazas o cuadrángulos limitados por los templos, en donde se llevan a cabo las ceremonias religiosas" [1]. Para fines de este ensayo se hablará entonces del atrio como antesala a la biblioteca, donde se lleva a cabo un ritual de acceso.

La historia de este edificio y lógicamente de su atrio se empezó a escribir hace más de doce años. Nuestro país, Colombia, pasaba por un periodo de recesión económica y por el fuerte sometimiento de la guerra librada entre el estado (representado por las fuerzas militares) y los grupos al margen de la ley (guerrillas y carteles del narcotráfico).

Bogotá como centro político, administrativo y económico del país reflejaba esa realidad; cerca de cien mil personas al año llegaban a vivir en ella y muchas de ellas lo hacían como víctimas del desplazamiento forzado motivado por el conflicto armado [2]. Este fenómeno produjo el aumento de las cifras de desocupación en adultos y de desescolarización en menores, cifras que para una capital de más de seis millones de habitantes siempre habían sido bastante altas.

Fue el pensamiento visionario del ex alcalde Antanas Mockus [3] el que ante semejante panorama permitió sembrar la semilla que más adelante desencadenaría una de las inversiones más grandes y nunca antes vistas del distrito capital en la educación de sus habitantes. En la administración de este personaje, que terminó antes de lo esperado, Bogotá con dinero prestado proyectó la reforma y la construcción de instituciones educativas y puso la mira en las dependencias encargadas de la cobertura y el acceso a la información académica y cultural de los bogotanos [4].

Sería en la administración de Enrique Peñalosa y gracias a los reveladores datos de una investigación encabezada por las doctoras Lina Espitaleta y Gloria Palomino, que se diagnosticaría el déficit del acceso a la información y el mal estado de algunas de las pocas bibliotecas que funcionaban en la ciudad. Ello motivó que el gobierno capitalino determinara como prioridad crear una red de bibliotecas públicas que cubriera la necesidad de información, ayudara a elevar la calidad de vida de la población e incentivara la construcción de identidad cultural en la ciudad. Ese proyecto se llamó Biblored. [5].

Como lo dijo el ex alcalde Enrique Peñalosa "Se dejaron de pavimentar algunas calles", pero a cambio se logró la construcción de tres "templos urbanos" generadores de cultura; las bibliotecas públicas: El Tunal, El Tintal y la Virgilio Barco. Cada una de ellas ubicada en el sitio más estratégico de distintas zonas de la ciudad con el objetivo de llegar a la mayor cantidad de personas que las necesitasen. Para el diseño de los tres proyectos se buscó, a criterio del alcalde y la administración de la ciudad, a los mejores arquitectos del país [6].

Bajo la visión inicial propuesta por el alcalde Peñalosa "La biblioteca como templo urbano", el arquitecto Rogelio Salmona, hombre creativo y comprometido con su oficio como motor de la cultura [7], aceptó el reto de diseñar el edificio que funcionaría en el futuro como la Biblioteca Pública Virgilio Barco. Biblioteca que potencialmente recibiría la mayor cantidad de visitantes [8] gracias a su ubicación privilegiada junto al parque metropolitano Simón Bolívar (el más importante de la ciudad), a su cercanía al centro histórico y a su accesibilidad por estar rodeada de algunas de las avenidas más importantes de la ciudad.

En el momento en que Rogelio Salmona asumió la responsabilidad de diseñar este proyecto poseía la madurez de más de cuarenta años dedicados al oficio del diseño de la arquitectura. Proyectos como las Torres del Parque, que sirven de fondo a la Plaza de Toros la Santa María en Bogotá; el Archivo General de la Nación, que ayudó a regenerar parte del barrio Santafé en el centro de Bogotá; la renovación del eje ambiental en la avenida Jiménez o el hoy emblemático edificio del Fondo de Cultura Económica de México, en pleno Centro Histórico de la ciudad; son tan sólo algunos de los proyectos diseñados por este personaje que ha logrado convertirse en un maestro imprescindible de la arquitectura contemporánea en Colombia [9].

Salmona consideraba el hecho de hacer arquitectura en nuestro país como un acto político. Cada trazo representaba para él la oportunidad de plasmar sus ideas en relación a la sociedad; la arquitectura para todos, apartada de las clases sociales, razas o niveles intelectuales; una arquitectura hecha con los materiales del lugar, con formas seductoras, pero a la vez evocadoras del paisaje circundante [10].

Este maestro siempre mostró ser un hombre coherente [11]; sus palabras y diseños fueron el fiel reflejo de su claridad de pensamiento, de su gran fuerza de voluntad y de la gran energía en la acción de su trabajo [12]. Entre los arquitectos, su fuerza espiritual lo hacía destacar, aun cuando él no quisiera vivir en la exhibición en la que se camuflan muchos otros, para sentirse importantes o simplemente para llamar la atención [13].

Sobre todas las virtudes que poseía este líder de la arquitectura colombiana de los últimos tiempos, hay que destacar aquella que motiva que tanto usted como otros visitantes estén hoy en este lugar. Salmona también fue un hombre visionario [14]. Él además de diseñar un edificio que cumpliera con la necesidad de un espacio para albergar libros, proyectó una arquitectura que es capaz de generar emociones y sentimientos en cualquier persona que la quiera habitar; proyectó un templo perdurable para el conocimiento de los bogotanos.

La arquitectura de la Biblioteca Virgilio Barco estimula la sensibilidad en el visitante de disfrutar la buena lectura de un libro, de asistir a obras de teatro, exposiciones, conversatorios y demás actividades culturales, o de sencillamente apartarse del ruido de la ciudad para encontrar un momento íntimo con los cerros orientales de la sabana de Bogotá, que se pueden contemplar desde varios puntos de la cubierta transitable de este edificio.

El lenguaje de esta arquitectura propuesta por Salmona, nos habla de algo más; algo que es el resultado de aquella visión de la biblioteca como un "templo urbano". Además de dar la posibilidad a muchas personas de consultar libros, esta biblioteca tiene la ardua labor de tejer identidad; entre todas y cada una de las personas que la visitan, entre los bogotanos y la naturaleza de sus cerros orientales, las tradiciones orales y, sobre todo con la cultura de nuestro país; Colombia.

Desde el momento en que Rogelio Salmona asumió la responsabilidad de diseñar este edificio, el concepto de la biblioteca como un "templo urbano" que fomenta en los habitantes de la ciudad la búsqueda del conocimiento y la cultura, fue la directriz que forjó el carácter de cada uno de sus componentes espaciales; comenzando por su acceso monumental a un templo de la cultura y terminando en sus terrazas con volúmenes fugados hacia el cielo que evocan esa aspiración al conocimiento. [15]

Es clara la necesidad que suscitó la construcción del proyecto; el habitante habido del conocimiento intelectual, de conocer su cultura, de fortalecer sus valores y de soñar con nuevos horizontes; fue aquel que el arquitecto contempló como explorador de los espacios de este edificio [16].

Espacios que revelan también la reflexión profunda en la que se sumergió Salmona en busca de las formas espaciales y funcionales más apropiadas que le enseñaron su experiencia y las arquitecturas del pasado [17]; donde la luz manifiesta su naturaleza, el agua corre libremente y la naturaleza vegetal permite que el hombre materialice en ella, una huella, a través del hecho construido de este edificio.

El edificio funciona muy bien, como se mencionó líneas atrás más que una biblioteca es un centro cultural, ya que en ella se encuentran varios auditorios (cubiertos y al aire libre), salas de exposición, ludotecas, aulas teóricas, cafeterías y oficinas. Espacios que son usados por muchas instituciones públicas y privadas para el desarrollo de eventos que van desde talleres de manualidades hasta presentaciones teatrales de festivales internacionales [18].

El circular, transitar o deambular por el edificio es uno de los puntos del diseño arquitectónico en los que el arquitecto fijó con mayor detalle su atención. El esquema se puede simplificar así: Salmona generó volumetrías definidas para cada una de las funciones que alberga el edificio y esas volumetrías se articulan por un espacio intersticial que permite el movimiento entre ellas. La circulación por la biblioteca es libre, prácticamente se puede caminar desde el acceso hasta el último rincón de su cubierta transitable sin interferir en el funcionamiento de algunos de los espacios; pero disfrutando, eso sí, de acompañamientos que enriquecen la experiencia del recorrido [19].

Como se acaba de mencionar los componentes espaciales poseen formas propias, las relaciones entre ellos están definidas por la articulación de los espacios de circulación; desde el exterior la biblioteca también se observa cómo la unión de varios volúmenes que logran la unidad por la armonía en que están dispuestos. Todos en conjunto dan una noción de horizontalidad, de apego a la tierra; con la excepción de algunos acentos en ciertos puntos donde volúmenes más altos e inclinados parecen ser brazos abiertos hacia el cielo. La jerarquía de los componentes espaciales es clara tanto en el interior como desde el exterior del edificio; el volumen semicircular que alberga las estanterías y las salas de lectura de la biblioteca es el de mayor jerarquía, seguido de los volúmenes de los auditorios y salas de exposición [20].

Es evidente también el uso, a otra escala, de componentes espaciales que el arquitecto ya había experimentado en otros edificios. Dependerá del criterio de cada quien decir que este proyecto entonces no refiere a su contexto, o al contrario, decir que se entiende éste como el resultado de exploraciones anteriores del autor, que han dado como resultado una riqueza espacial que motiva la apropiación de los ciudadanos sin apartarse del contexto que él mismo revalora [21].

La biblioteca está arraigada a su contexto, basta ver con que fuerza se agarra de la topografía del lugar enterrándose dentro de ella; cómo se orienta en dirección Norte-Sur para que la luz del sol no interfiera directamente en las salas de lectura o cómo la mayoría de los espacios están diséñanos para que se pueda tener una relación visual directa con los cerros orientales de la sabana de Bogotá, que desde la perspectiva de esta obra (enterrada) parecen vírgenes, sin la perturbación de una ciudad que ha quedado escondida tras los taludes de tierra que rodean el edificio. La sabana de Bogotá le ha regalado a este edificio los materiales constructivos tradicionales; el ladrillo, el concreto y la madera son en esencia los que permiten que esta bella obra se materialice. Todos ellos con su expresividad natural son sinónimo de la voluntad artística de la cultura bogotana, que despliega la creatividad de este tiempo con las tecnologías milenarias [22].

Los muros dobles o triples que le dan peso a la composición, o las ventanas circulares trabajando a compresión manifiestan la verdad sobre el ladrillo. Los puentes, rampas, columnas y vigas de grandes dimensiones dan testimonio de la plasticidad del concreto. La elegancia y la calidez de las salas de lectura, salas de exposición, auditorios y oficinas, no son más que el aporte de la nobleza de la madera [23]. Todos y cada uno de los espacios de este edificio fueron pensados como lugares: el atrio de acceso como una antesala ceremonial, las ventanas cuadradas y profundas como nichos para contemplar el exterior, los espacios intersticiales para caminar o detenerse a platicar, los antepechos de la cubierta como sillas para descansar o las cubiertas como plataformas para encontrarse con uno mismo o con la belleza natural que rodea la ciudad. Pero ¿Por qué llamarlos lugares?

El filósofo Martin Heidegger en su ensayo "Construir, habitar, pensar" plantea que los lugares son aquellos espacios que permiten el habitar de los seres humanos. El habitar él lo relaciona con el construir en su sentido de cuidar; a éste le adiciona el concepto de la cuaternidad, que él emplea para expresar la relación entre el cielo, la tierra, los mortales y la divinidad. Así el habitar para este pensador es cuidar la cuaternidad: "El lugar avía la Cuaternidad en un doble sentido. El lugar admite a la Cuaternidad e instala a la Cuaternidad. Ambos, es decir, aviar como admitir y aviar como instalar se pertenecen el uno al otro. Como tal doble aviar, el lugar es un cobijo de la Cuaternidad o, como dice la misma palabra, un Huis, una casa. Las cosas del tipo de estos lugares dan casa a la residencia del hombre" [24].

Los lugares para Heidegger son fronteras, no como limites sino como espacios intermedios, entre el ser humano (los mortales) y la Cuaternidad. Esos lugares están construidos con materiales, a los que el pensador les asigna el nombre de cosas. Las cosas se diferencian de los objetos en que les respetamos su esencia, sus cualidades como ente; algo que Rogelio Salmona, por lo que se ha comentado en este ensayo y la evidencia de su obra, tuvo siempre presente, al dejar que la materialidad de sus edificios se expresará en su esencia propia.

Pero desde la biblioteca ¿cómo se instaura ese cuidar de la Cuaternidad? Dice el filósofo "los mortales habitan en la medida en que salvan la tierra (…) Salvar significa propiamente: franquearle a algo la entrada a su propia esencia." [25] La biblioteca pone al habitante en contacto con la tierra cuando en su acceso éste desciende por una rampa que lo conduce a un patio hundido, lugar que lo acoge dentro de la madre tierra; o cuando unos pasos más adelante escucha el sonido del agua cayendo por el estanque escalonado que antecede el vestíbulo del edificio.

Se está junto a la tierra cuando el edificio deja que la vegetación lo invada, lo aferre al terreno donde se ha incrustado con la intensión de no desprenderse nunca más. También el habitante entra en contacto con los cerros orientales de la sabana de Bogotá por medio de una serie de trucos que esconden la ciudad y permiten que estos, el patrimonio natural de los bogotanos, se vean en su esencia, como si fueran vírgenes, como si no estuvieran en peligro de ser sepultados por la depredadora urbe. "Los mortales habitan en la medida en que reciben el cielo como cielo" [26]. La arquitectura de la Virgilio permite esa relación también a través de esos patios de acceso, cuando los muros perimetrales elevan la mirada del observador para que disfrute de la grandeza del cielo. Salmona retomando las palabras de una amiga suya, decía que "El patio es un tímpano del lugar, -un aljibe del cielo como diría María Zambrano-". [27] Los volúmenes mismos de la biblioteca abiertos al cielo, revelan su aspiración de alcanzarlo.

En el interior el arquitecto deja ventanas que dirigen la mirada a las alturas, que permiten ver el movimiento de las nubes o que sencillamente dejan entrar los rayos del sol. En las cubiertas parece que se estuviera tan sólo a un paso de estar en el cielo; las plataformas inclinadas que corresponden a los tragaluces de los auditorios y la sala principal de la biblioteca parecen trampolines para ascender a las alturas; formas de color naranja que contrastan con el azul intenso del cielo bogotano, en los momentos en que el tiempo, o por qué no decirlo, la divinidad lo permite. "Los mortales habitan en la medida en que conducen su esencia propia -ser capaces de la muerte como muerte-" [28], esto no es más que la posibilidad de que los habitantes puedan vivir plenamente; que vivan y habiten siendo ellos en su libertad para que puedan tener una buena muerte. Toda la biblioteca es un lugar para los mortales; en los patios, salas de lectura, auditorios, salas de exposiciones o en la cafetería tienen la posibilidad de encontrarse con otros mortales, de relacionarse. Sin embargo, también, si así lo quieren, se pueden encontrar consigo mismo en lo que Bachelard llamó rincones [29] y Salmona convirtió en parte del lenguaje de su arquitectura.

Los rincones están en las ventanas profundas de las salas de lectura, en los antepechos que se ensanchan en las cubiertas y algunas circulaciones, para permitir algunas estancias largas o cortas, pero en definitiva íntimas. También hay rincones en la cubierta transitable, entre los volúmenes que desde una vista lejana aparecen como remate del edificio. El edificio permite que quien lo habite en búsqueda de un espacio para leer lo pueda hacer plácidamente; que quien tan sólo quiera usarlo como marco para observar el paisaje y la naturaleza circundantes también lo pueda hacer; que los niños tengan su espacio propio, a su escala; o que los discapacitados puedan recorrer sin obstáculos todas la estancias de esta bella obra. La biblioteca fomenta la libertad en el habitante; inclusive la libertad del cuerpo, de los sentidos. Salmona desde el diseño busca la potencialidad que la arquitectura tiene de agudizar la experiencia de los sentidos; de esta manera, los patios además de la estimulación de la vista estimulan el olfato con jardines de plantas aromáticas, y estimulan el oído con silencios profundos o con el refrescante sonido del agua transitando libremente por el espacio. [30] El equilibrio también se pone a prueba con los constantes cambios de nivel, en busca de que el habitante este siempre alerta de cada paso y por ende de cada espacio que va a transitar.

Por otra parte comenta Heidegger: "Los mortales habitan en la medida en que esperan a los divinos como divinos. Esperando les sostienen lo inesperado yendo al encuentro de ellos; esperan las señales de su advenimiento y no desconocen los signos de su ausencia." [31] El ser humano que habita en la Virgilio Barco es alguien que aspira a crecer cultural e intelectualmente; que aspira a recibir la revelación de la sabiduría que puede emerger del conocimiento que albergan los libros dentro de ella. La sala principal se puede considerar como un lugar sagrado, donde el arquitecto se propuso trabajar la luz como un material adicional que fortalece el carácter de la arquitectura.

La luz que se aprovecha es la luz norte (la más conveniente en Bogotá para un tipo de exigencia como esta) y existen tres estratos de penetración de la misma dentro de la sala: Un primer estrato a través de las ventanas que enmarcan el paisaje y que están a la altura promedio del ojo humano. Un segundo estrato que entra por los ventanales del segundo nivel de la sala; y un tercer estrato donde los tragaluces en concreto color arena reflejan la luz incrementando su luminosidad que baña la totalidad del espacio, atrayendo la mirada del habitante; haciéndole sentir por un momento la presencia de la divinidad.

El agua también puede interpretarse como la presencia de la divinidad dentro de la biblioteca. Para los muiscas (antigua cultura prehispánica de la sabana de Bogotá) el agua era un regalo de la divinidad, por medio de cual La Madre Tierra era fecundada para que diera sus frutos; dentro de esos frutos estaban los hombres. Por eso no es extraño ver la majestuosidad con la que el agua hace presencia en el patio de acceso a la biblioteca; cómo a través del escalonamiento Salmona logra que se escuche su tranquilo correr, como si descendiese de las alturas divinas para llenarnos de vida; como un regalo de la divinidad.

Hasta este punto se puede afirmar entonces que la biblioteca Virgilio Barco fue concebida como un lugar, dentro del cual se suscitan otros lugares. Estos lugares permiten que el habitante experimente la relación entre cielo, tierra, mortales y divinidad, como muchas veces en la cotidianidad no lo hace. La arquitectura de la Virgilio Barco permite que el habitante se vuelva consiente de la belleza de un ladrillo o de la misma arquitectura; pero también de la naturaleza y del paisaje que le rodean. Se puede decir que la biblioteca abre los ojos del habitante a la realidad, a la verdad de la tierra y del mundo que a su vez le permiten existir. Para Heidegger esta es la desocultación de la verdad que tiene lugar en la obra de arte [32]. La biblioteca Virgilio Barco es entonces una obra de arte. Esto convierte a Salmona en un artista; y usted que ya conoce más de lo que pensaba de este edifico; usted tiene el privilegio de ser el contemplador de esa obra de arte [33].

Heidegger plateó que la obra de arte desoculta las verdades antes descritas, y que están presentes en la biblioteca; pero echó mano a la poesía para explicar otra parte de la verdad que revela la obra de arte y de la cual se han dado algunos indicios hablando de este edificio diseñado por Salmona. La obra de arte desoculta la verdad; el arte es la verdad; todo arte en esencia es poesía, por ende, la poesía es la verdad [34]. Pero ¿de qué verdad se habla? El filósofo parece descífralo en los apartes finales de su ensayo "Hölderlin y la esencia de la poesía", cuando explica que la poesía, entendida como arte, revela cosas que están guardadas en lo profundo del ser; tanto de aquel que hace la obra como de aquellos que la contemplan, en el caso de la poesía de quienes la leen. Comenta que la verdad está presente en ellos como miembros de un pueblo histórico, y que ello mismo los lleva a compartir el origen de su identidad. La manifestación de ese origen es la máxima verdad que está oculta en la obra de arte, en el caso que compete a este escrito, es la verdad que está oculta en la arquitectura de la biblioteca pública Virgilio Barco. [36]

La verdad que revela la arquitectura de este edificio, y que permite tan notoria apropiación por parte de sus habitantes, es el origen del pueblo que la habita; es la revelación de sus mitos que explican su origen; de aquellas narraciones que por centenares de años han estado con ellos guardadas en su memoria colectiva o en términos de Freud en el inconsciente colectivo [37]. La representación de los mitos se manifiesta a través de actos sagrados, ceremonias o ritos; estos necesariamente tienen lugar en espacios. Esta es la razón para que en la arquitectura de la biblioteca se haya invertido tanto esfuerzo en la creación de espacios sin ninguna razón funcional (lógica) aparente, pero que sin duda tienen otra pretensión, que es darle lugar a los mitos a través de los ritos que conmueven el alma de sus habitantes.

Usted ahora podrá entender por qué en el trascurso de este ensayo se recurrió muchas veces a mencionar, con cierto tono nostálgico o idílico, las características de algunos de los componentes espaciales del edificio que sin duda están cargados de esa poética que el arquitecto quiso plasmar en ellos, para que hoy el habitante; usted; se sumerja en la verdad, en el origen de su vida y renueve sus fuerzas para seguir adelante en la búsqueda de la plenitud de su ser.

Para terminar, retomemos entonces el tema del atrio de acceso. Ese recorrido de más de cien metros fue diseñado para que la arquitectura mediante las variaciones del comportamiento físico estimule los sentidos del habitante [38]. Lo que propuso Salmona a través de las variaciones del nivel del terreno, además de estimular los sentidos, es motivar un cambio del estado anímico y afectivo del habitante. Si se analiza bien, la persona que termina de ascender junto al estanque escalonado no es la misma persona o no se siente anímicamente igual, como cuando empezó a descender por la primera rampa. Descender por la rampa relaja el cuerpo, disminuye el esfuerzo físico. Caminar por el patio hundido permite que el oído se aísle del ruido exterior y los ojos se priven de cualquier contaminación visual. Finalmente, ascender junto al estanque escalonado vuelve a requerir un esfuerzo físico que se contrarresta con la sensación relajante de escuchar el agua cayendo libremente, como queriendo dar un grato saludo de bienvenida al recinto que alberga la biblioteca.

El usuario de este edificio, metafóricamente ha realizado un acto sagrado. Ha muerto para el afán y el caos de la ciudad (descendiendo por la rampa), ha purificado su ser sumergiéndose en el interior de la madre tierra y volviendo a ser uno con ella (en el patio hundido) y finalmente ha emergido con la fuerza de la vida representada por el movimiento y el sonido del agua (en el patio escalonado) [39]. El atrio de la biblioteca sumerge al visitante en un ritual de purificación; ha pasado de un estado a otro estado distinto pero mejor; sus sentidos han sido estimulados para estar más atentos de lo que va a suceder en el interior de la biblioteca; y su alma se ha sensibilizado para bañarse de la luz que brinda el conocimiento [40].

Este edificio es, pues, un templo que alberga la luz del conocimiento que reposa en los libros. Lo que fue hace algún tiempo un imaginario colectivo, hoy se vuelve realidad. No en vano después de diez años de haber abierto sus puertas al público, la biblioteca recibe a más de veinte mil personas a la semana que la ven como un símbolo de identidad, de la identidad bogotana. La biblioteca Virgilio barco fue declarada Patrimonio Nacional de la República de Colombia en el año 2007 [41]; logro obtenido por estar construida con materiales que van más allá del ladrillo, el concreto, la madera o el vidrio; la biblioteca pública Virgilio Barco está construida con las costumbres, la humildad, la calidez, la pujanza, el respeto, la sinceridad y entre muchas otras virtudes, el anhelo y la esperanza de crecer intelectual y culturalmente, dejando atrás el abrupto pasado, de los cerca de cuarenta millones de buenos colombianos que somos hoy.


Nota

1. Secretaría de asentamientos humanos y obras públicas; Vocabulario arquitectónico Ilustrado; México, 1980, p. 50.
2. Secretaría de Educación de Bogotá, Colombia. Bogotá y Biblored: la ciudad y las bibliotecas. Recuperado de http://www.ldelectura.com/numero-2/79-referencias/162-bogota-y-biblored-la-ciudad-y-las-bibliotecas.html
3. Recuperado de http://www.bogota-dc.com/varios/1900a.htm listado de alcaldes mayores de Bogotá.
4. Caballero, Ma. Cristina; "Biblored, Innovadora Red Colombiana de Bibliotecas", p. 5.
5. Caballero, op. cit., pp. 5, 6.
6. Caballero, op. cit., pp. 7,12.
7. Cassirer, Ernst, "El mito del estado", México: FCE, p. 259. "Lo que constituye el carácter del héroe según la teoría de Carlyle es la rara y feliz unión de todas las fuerzas creadoras y constructivas del hombre".
8. Caballero, María Cristina; "Biblored, Innovadora Red Colombiana de Bibliotecas", p.13.
9. Cassirer, Ernst, "El mito del estado", México: FCE, p. 263. "no podemos prescindir de Shakespeare. (…) Shakespeare no pasa, permanece siempre con nosotros", hablando de este escritor como un prototipo de héroe. Hoy también es inevitable prescindir de Rogelio Salmona Como maestro de la arquitectura colombiana.
10. Salmona, Rogelio, "Del principio de la incertidumbre a la incertidumbre del principio"; Conferencia dictada en la UNAM, Ciudad de México, 2004 y en la Universidad Central de Venezuela, Caracas, 2005.
11. Cassirer, op. cit., p. 256. La sinceridad, el no callar cuando se tiene que decir la verdad sobre ti mismo y sobre los demás.
12. Cassirer, op. cit., p. 257. Otras de las cualidades citadas por el autor para describir al Héroe.
13. Cassirer, op. cit., p. 255. "Gigante entre los hombres circundantes, por su fuerza material y espiritual" y hace parte de los "promotores de la cultura humana".
14. Cassirer, op. cit., p. 257. "el Visionario, cuyo pensamiento formulado en palabras despierta la soñolienta capacidad de todos para el pensamiento (…) el pensamiento si es profundo, sincero y autentico tiene la fuerza de hacer maravillas."
15. Hartmann, Nicolai, "Estética", México: UNAM, 1977. "En la mirada a una obra arquitectónica se expresa algo más que esta totalidad; deja aparecer una vida que está dentro de la construcción y de la que da testimonio", p. 249.
16. Hartmann, op. cit., p. 255. "Pertenece entonces evidentemente a la experiencia de la vida en tales obras arquitectónicas, en su contemplación y utilización diarias, en la confianza que se le toma y en la creciente necesidad de hacer que lo habitado sea soportable y adecuado- para configurar en general formas que sean suficientes para un anhelo anímico superior, es decir, aquellas que expresan algo del ser anímico y de la postura interior de sus creadores".
17. Hartmann, op. cit., p. 251. "Quien no tiene experiencia en proyectos no alcanza a ver la plenitud de las posibilidades que siguen existiendo por lo común; y ante todo no tiene la intuición de que es posible alcanzar efectos espaciales relativamente importantes con escasos medios".
18. Hartmann, op. cit., p. 250. "Debe proponerse una tarea y justo en su solución debe mostrarse el arte".
19. Worringer, Wilhelm, "La esencia del gótico", México: FCE, 1997, p. 20. "Las continuas mutaciones de esa relación entre el hombre y las impresiones del mundo circundante, constituyen el punto de partida para toda psicología de gran envergadura".
20. Worringer, op. cit., p. 250, "Estratos de la arquitectura, Primer estrato Externo". "De veras orgánica, como construida desde dentro, solo puede ser una solución que parta por completo del aspecto práctico y elija después las posibilidades que este le permita desde el punto de vista de la forma estética".
21. Hartmann, op. cit., p. 254. "Estratos de la arquitectura, segundo estrato interno", a qué aspecto se le de preferencia es asunto del modo de vida predominante o también del gusto".
22. Hartmann, op. cit., p. 251. "No hay que pensar que no quede espacio de juego para a configuración espacial si se preocupa uno primero por el propósito práctico".
23. Worringer, op. cit., pp. 17, 19. (…) las crecientes relaciones entre los pueblos, han contribuido a imponer la exigencia de un criterio más objetivo para la evolución del arte y a ver una diversidad de voluntades artísticas donde antes no se veía sino una diversidad de capacidades." "(…) la historia de la voluntad artística vendrá a codearse, como igual, con la historia comparativa de los mitos, (…) las religiones, (…) la filosofía, (…) las instituciones del universo, esas grandes encrucijadas de la psicología de la humanidad."
24. Hartmann, op. cit., p. 251. "Ahora bien, todas las artes están ligadas a su materia y ligadas por ella, pero la materia de la arquitectura tiene un peso y una obstinación especiales (…) Por ello, depende también la composición espacial al límite de la composición dinámica."
25. Heidegger, Martín, "Construir, habitar, pensar", conferencias y artículos, Barcelona: SERBAL, 1994, p. 8.
26. Heidegger, op. cit., p. 4
27. Ídem.
28. Sociedad colombiana de arquitectos, "Rogelio Salmona: espacios abiertos / espacios colectivos", Bogotá, 2006, p. 36.
29. Heidegger, op. cit., p. 4
30. Bachelard, Gastón. "la poética del espacio", México: FCE, p. 171.
31. Sociedad colombiana de arquitectos, op. cit., p. 93. Al respecto dice Salmona: "La arquitectura -arte del espacio y del tiempo- y la creación urbana son labores que deben ser actualizadas permanentemente poniendo en juego todas las percepciones visuales, táctiles, sonoras, oloríficas, y así, contrarrestar la tendencia a hacer montajes de productos comerciales que no tienen, como algunos elementos industriales, la gracia de envejecer.
32. Heidegger, op. cit., p. 4
33. Heidegger, Martin, "Arte y poesía", México: FCE, 1992, p. 60. "La obra de arte abre a su modo el ser del ente. Esta apertura, es decir, el desentrañar la verdad del ente, acontece en la obra. En la obra de arte se ha puesto en operación la verdad del ente".
34. Heidegger, op. cit., p. 91. "La contemplación no aísla al hombre de sus vivencias, sino que las inserta en la pertenencia de la verdad que acontece en la obra, así funda el ser-uno-para-otro y el ser-uno-con-otro como el histórico soportar del existente (Dasein) por la relación con la no-ocultación".
35. Heidegger, op. cit., pp. 95-97. Explica el autor la correspondencia entre el arte y la poesía.
36. Heidegger, op. cit., pp. 121, 123. "La palabra poética solo es igualmente la interpretación de la . Así llama Hölderlin a las leyendas en las que un pueblo hace memoria de su presencia a los entes en totalidad. (…) Cuando el poeta queda consigo mismo en la suprema soledad de su destino, entonces elabora la verdad como representante verdadero de su pueblo".
37. Paz, Octavio, "El arco y la lira", México: FCE, 2006, p. 66. En el capítulo del ritmo comenta también sobre la relación de la poesía y el mito: "En el ser de la poesía una reproducción imitativa, si se entiende por esto que el poeta recrea arquetipos, en la acepción más antigua de la palabra: modelos, mitos. (…) Esa imitación es creación original: evocación, resurrección y recreación de algo que está en el origen de los tiempos y en el fondo de cada hombre, algo que se confunde con el tiempo mismo y con nosotros, y que siendo de todos es también único y singular. El ritmo poético es la actualización de ese pasado que es un futuro que es un presente: nosotros mismos. La frase poética es tiempo vivo, concreto: es ritmo, es tiempo original, perpetuamente recreándose".
38. Cassirer, op. cit., p. 37. Según Ribot "los estados o impulsos motores son primarios; y las manifestaciones afectivas son secundarias".
39. Cassirer, op. cit., p. 30. Cassirer afirma que "el lenguaje humano es metafórico en su esencia misma, está lleno de símbolos y analogías". En este ensayo esta frase se reformula de la siguiente manera: el lenguaje arquitectónico del atrio de la biblioteca Virgilio Barco está lleno de símiles y analogías.
40. Luz de esperanza; de cambio. Luz que aquellos hombres y mujeres visionarias vieron como la herramienta para borrar las huellas de la indiferencia y tejer de nuevo la identidad entre los ciudadanos, su ciudad y su país.
41. Recuperado de http://obra.fundacionrogeliosalmona.org/obra/proyecto/biblioteca-virgilio-barco/

Bibliografía

Bachelard, Gastón. "la poética del espacio", México: FCE, p. 171.
Cassirer, Ernst, "El mito del estado", México: FCE.
Hartmann, Nicolai, "Estética", México: UNAM, 1977
Heidegger, Martin, "Arte y poesía", México: Fondo de Cultura Económica, 1958.
______________, "Construir, habitar, pensar", conferencias y artículos, Barcelona: SERBAL, 1994.
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Jorge Anibal Manrique Prieto